Juan Sintes Carreras, hijo del fundador y director industrial en Grupo Kalise Menorquina. | Gemma Andreu

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Cuando en Menorca y en la mayor parte de España todavía no se conocían los helados, un emprendedor de Alaior plantaba la semilla de lo que hoy es el Grupo Kalise Menorquina. Tradición, calidad e innovación de la mano de Fernando Sintes Pons, un joven inquieto que había aprendido el oficio de pastelero y que, en 1945, tuvo la visión de sentar las bases de la fabricación a nivel industrial de los helados en nuestro país. Lideró el negocio desde Alaior y lo impulsó hasta su jubilación en 1984.

Hace 75 años, Fernando Sintes Pons, que había aprendido el oficio de pastelero y chocolatero en una fabrica de Maó que se llamaba La Tropical, abrió un pequeño taller artesano en Alaior. Eran tiempos difíciles, tiempos de posguerra, y Sintes, que era una persona inquieta, se dio cuenta de que los helados eran unos productos que apenas se conocían en Menorca. “En aquel momento no existían ni las neveras ni los congeladores, y el helado se hacía mezclando sal gruesa marina y hielo. Aquello daba como resultado una temperatura suficientemente baja como para poder añadir los ingredientes principales, que eran la nata, el azúcar o las yemas de huevo”, explica Juan Sintes Carreras, hijo del fundador y director industrial del Grupo Kalise Menorquina. “Tuvo que invertir en un generador de electricidad y en crear una pequeña fábrica de hielo en Alaior para poder realizar todo el proceso. Además, para poderlos transportar y vender, mi padre tenía un cilindro que estaba en una especie de barriles especialmente habilitados como carritos de helado”, explica. La familia Sintes se había dedicado al calzado como muchas otras familias de la población pero Fernando prefirió la pastelería. Para poder crecer, decidió abrir una tienda en Alaior y otra en Maó pero como los helados no le permitían vivir todo el año, añadió la elaboración de turrones, caramelos e incluso el chocolate de la antigua fabrica mahonesa. Esto le comportó expandirse en Menorca, abriendo tiendas en prácticamente todos los municipios de la isla y distribuyendo sus elaboraciones en los colmados existentes. Para entender la evolución de La Menorquina solo hace falta saber que en 1947 contrató a su primer empleado y en 1950 ya tenía 10. Cinco años más tarde, el taller artesano de Alaior se hizo pequeño y decidió construir su primera fábrica en la que concentró todas sus actividades.

A principios de los años 60, existían pocas fábricas industriales de helados en España. Fue entonces cuando el empresario menorquín llegó a un acuerdo con la empresa Modernas Aplicaciones de la Refrigeración SA (Marisa), para poder expandirse más allá de Menorca. Fernando Sintes pensó que si no se aliaba con un socio industrial, no podría sobrevivir en un futuro, ya que las otras fabricas existentes, Frigo y Camy, estaban siendo adquiridas por multinacionales. El acuerdo le permitió abrir un centro logístico en Mallorca para crecer hacia Balears y, posteriormente, compraron una empresa en Palma llamada Calatayud para facilitar la producción. El salto de Menorca hacia Balears fue muy beneficioso para la marca, sin embargo, el empresario de Alaior se dio cuenta de que aunque La Menorquina era la tercera empresa de España en fabricación industrial de helados, necesitaba también modernizarse para poder competir realmente con las multinacionales. A finales de 1960 llegó a un acuerdo con la empresa americana de alimentación Beatrice Foods, que compró el 60% del capital pero dejó que la dirección y las decisiones en la compañía siguieran en manos del equipo de Sintes. “Fue una decisión estratégica porque los americanos tenían la tecnología y la capacidad inversora que permitía no perder el tren del futuro”, puntualiza Juan Sintes.

EN LA PENÍNSULA. En 1982 se produjo el desembarco de sus helados en la Península y gracias a ello, La Menorquina empezó a ser conocida como marca a nivel nacional más allá de las Islas. La acogida fue muy buena y las posibilidades de crecimiento se multiplicaron exponencialmente, ya que incluso la fábrica de Barcelona que Fernando Sintes tenía de su acuerdo anterior con su socio industrial, empezó a producir helados de Menorca. Un año más tarde, Beatrice Foods, que en los años 70 había comprado una empresa canaria de helados llamada Kalise, la incorporó también de pleno bajo el paraguas productivo de La Menorquina.

Se construyó una nueva fábrica en Palau de Plegamans y, progresivamente, fueron especializando sus centros de producción de Menorca, Mallorca y Barcelona para optimizar los procesos de elaboración de todo el grupo. Eran los albores de una época que hasta el año 2000 fue espléndida para el sector de los helados, ya que el consumo por habitante era todavía bajo comparado con los ratios europeos y los fabricantes industriales tenían un futuro muy prometedor.

En 1984, dos años antes de jubilarse, Fernando Sintes fue nombrado presidente de todo el grupo pero su nombramiento también coincidió con el traslado operativo de la sede de la empresa de Alaior a Barcelona, donde el negocio y crecimiento era más evidente. En 1993, la fábrica de Menorca se transformó en un centro de distribución y dejó de producir como lo había hecho los últimos 13 años ya que el coste de insularidad la hacía menos competitiva. Finalmente, en 1999, Helados La Menorquina SA pasó a manos de la familia Suárez, propietaria de Kalise, ya que los socios americanos de Beatrice Foods decidieron vender su participación societaria a los canarios y se acabó convirtiendo en Grupo KaliseLa Menorquina.

Actualmente la compañía tiene tres marcas con las que comercializa sus productos en el mercado: Kalise para su división de helados a los consumidores, La Menorquina para el sector gastronómico y Kalise Food Service, destinado a colectividades. El grupo tiene tres fábricas, dos en Las Palmas de Gran Canaria y una en Palau de Plegamans (Barcelona). La crisis económica afectó seriamente en 2009 una parte importante de sus ventas por la caída del consumo y les obligó a reestructurarse, pasando en 2013 de 1.250 empleados a 1.000, 600 de los cuales pertenecen al área comercial y 400, al área industrial. En Alaior mantienen su centro de distribución en el que trabajan 40 personas. El año pasado, el Grupo Kalise Menorca facturó 200 millones de euros, un 70% de los cuales correspondió a su división de helados, un 10% a su producción de productos lácteos y el resto a productos congelados, cuyo destino exclusivo fue el sector de la hostelería. Exporta el 20% de su producción a países como Italia, Alemania o Nueva Zelanda, y acaba de entrar en Centroamérica y EEUU. A nivel de volumen, el año pasado se fabricaron 52 millones de litros de helado.

El carácter emprendedor de Fernando Sintes se trasladó también a los productos que elaboraba la empresa y que fueron el verdadero motor de su éxito.

ESTILO INNOVADOR. Sus continuos viajes por Italia, primer país consumidor de helado del mundo por aquel entonces, o sus contactos con el Gremio de Fabricantes de Helados de Francia, le permitieron aventajar a sus competidores con lanzamientos originales de productos que fueron realmente innovadores y a la vez, exitosos. Destaca su admirado 57, un helado de café que lanzó en 1957 y que todavía se sigue produciendo, o sus frutas heladas que fueron y siguen siendo la imagen de marca de La Menorquina y que en los años 80 constituyeron un auténtico superventas en el sector de la restauración. “El postre de la fruta rellena de helado lo descubrió en Francia en los años 60 donde los grandes chefs lo servían en los banquetes importantes”, indica. “Dos clientes fieles que todavía hoy mantienen sus pedidos de este postre en la actualidad son La Zarzuela y La Moncloa”, concluye como anécdota añadiendo que además era el postre favorito del rey Juan Carlos cuando acudía a Fornells.