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El encanto del Passeig del Born, el ambiente de la Plaça Major y de las calles más comerciales, o la tranquilidad del Passeig Marítim o Dalt Murada se conoce, se aprecia y se vende a los turistas como una experiencia de lujo durante todo el año. El centro de Palma ha vivido una auténtica revolución en los últimos años con la aparición de numerosos hoteles boutique, con encanto, que brindan la oportunidad de atraer turistas a la isla en invierno y que ya compiten con los hoteles de playa en verano.

¿BOUTIQUE HOTEL? En Ciutat hay 51 hoteles, de los que, según el Ajuntament de Palma, 19 son boutique, un concepto nacido en los años 80 en Nueva York y que se consolidó en los 90, que se utiliza para definir la personalización frente a grandes cadenas con estándares unificados en todo el mundo. Se trata de establecimientos con un número de habitaciones reducido, una decoración única en cada habitación, en edificios con carácter e historia propios pero reformados con todas las comodidades actuales y que ofrecen servicios personalizados. No obstante, la Ley de Turismo solo contempla el concepto genérico de hoteles de ciudad, sin distinguir el tamaño ni el estilo. En Palma se han situado en el centro de la ciudad, junto a las calles más comerciales o ubicaciones emblemáticas como la Catedral o la Murada.

Durante la pasada legislatura se facilitaron los trámites administrativos y burocráticos para construir o rehabilitar antiguas casas señoriales que se han convertido en hoteles urbanos, boutique o hoteles con encanto. El Ajuntament de Palma contabiliza 19 establecimientos de este tipo, además de otros tres que están en construcción: el Hotel Capuccino en Cort, un establecimiento en el Baluard del Príncep y el Art Hotel Palma en la Costa d’en Sintes, propiedad del anticuario Pepe Rubio, que abrirá el próximo 18 de agosto.

La promoción de Palma como un destino de city break durante la pasada legislatura llevó a los responsables de la Fundació Palma 365 a publicitar la ciudad en Suecia, Alemania y Reino Unido, con reuniones con touroperadores específicos de city break y con aerolíneas. “Conseguimos visualización en este segmento y algunas compañías como SAS o EasyJet aumentaron la frecuencia de vuelos en invierno”, explica Álvaro Gijón, exteniente de alcalde de Turismo.

Otras de las iniciativas del consistorio para promocionar el turismo desestacionalizador fueron medidas como la liberalización de horarios comerciales, que posibilitó la apertura de los comercios del centro histórico en domingo, o el aumento de las terrazas, como en el Born, que ahora está en entredicho. “Llevamos a cabo una serie de medidas de promoción del turismo urbano que aisladas no tienen sentido, pero que en conjunto hicieron que el empresariado viera que Palma tenía capacidad para atraer este tipo de turismo: promovimos las terrazas en la zona centro, programamos conciertos y actuaciones musicales y abrimos los comercios del centro los domingos para atraer tanto a cruceros como city break. También reducimos las trabas para abrir un hotel en un edificio rehabilitado, por ejemplo facilitando que se pudiera instalar un spa, una pequeña piscina o una terraza, lo que supuso un gran incentivo para la inversión. Y dimos prioridad a la zona centro en materia de limpieza y seguridad”, indica Gijón. Además, subraya la calidad de las plazas creadas: “En Palma ahora tenemos un 75% de hoteles de cuatro o cinco estrellas, un porcentaje superior al de cualquier otra ciudad de Europa, lo que indica que no solo hemos promocionado Palma como destino turístico, sino que hemos creado un producto de alta gama”, asegura.

En la actualidad Palma centro (sin Platja de Palma) cuenta con ocho mil plazas turísticas. Además, según la Federación Hotelera, los establecimientos urbanos de Palma han aumentado la ocupación un 80% en verano y cada vez más turistas eligen Ciutat para alojarse durante los meses de calor.

MODELO TURÍSTICO. El equipo de gobierno actual explica que mantendrá el modelo turístico que apuesta por Palma como destino de city break pero con matices: “Queremos un modelo turístico que permita la convivencia entre ciudadano y turista. El actual lo permite, pero hay puntos mejorables. La ocupación de espacios públicos es un tema que nos preocupa especialmente. Queremos ir a por todas, pero no a cualquier precio”, manifiesta Joana Maria Adrover, regidora de Turisme, Comerç i Treball del Ajuntament.

Respecto a la promoción turística de Palma por parte de la Fundació Palma 365, Adrover indica: “Tenemos respeto total por el trabajo de la Fundació Palma 365. Tanto es así que nos estamos reuniendo con cada uno de los patronos privados y hemos dejado el gerente que había, Pedro Homar. Se ha hecho muy buen trabajo en turismo deportivo, pero hay que reforzar sectores como la cultura, que está un poco abandonada, y apostar también por el turismo sénior y con accesibilidad especial”, puntualiza.

DIVERSIFICACIÓN. ¿Qué factores explican el boom de hoteles urbanos en Palma de los últimos años? Tres, según el decano de la facultad de Turisme de la UIB, Bartomeu Deyà: “Primero, el mercado turístico está cambiando. Aumenta la demanda de establecimientos personalizados, que ofrecen experiencias, y sobre todo para parejas sin hijos. Lo segundo es que como son hoteles más pequeños tienen costes fijos menores, lo que les permite abrir todo el año. Y el tercer factor es que Palma se ha vuelto amigable. Antes durante el fin de semana estaba todo cerrado, y ahora hay mucha vida social y cultural”, explica.

Deyà considera “desventajas” los problemas de convivencia con los vecinos: “El modelo produce algunas fricciones, invasiones de espacio público como las terrazas, que por otro lado le dan vida. El modelo hace que tengamos que renunciar a algunas cosas”, admite.

Y, mientras tanto, los establecimientos se muestran muy satisfechos. “El turismo de city break que se ha desarrollado en los últimos años en Palma es un turismo que conviene a Mallorca porque el visitante es de alto poder adquisitivo”, explica Francesc Vives, presidente de la Associació Reis de Mallorca, que agrupa hoteles con carácter. “Todos los productos turísticos tienen cabida, y el sol y playa es vital. El reto ahora es vender directamente y con éxito una estancia que combine unos días en un hotel de interior de la Serra o del centro y dos días en Palma”, aconseja.