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Hablar de si habrá o no rally de final de año es hacer predicciones a demasiado corto plazo. Sin embargo, sí se pueden analizar aspectos que lo hagan más o menos probable, aunque la mayoría de ellos pueden ser extensivos para el resto de los meses.
Por una parte, el entorno económico parece positivo tanto a nivel macro, donde vemos crecimientos de PIB en la mayoría de países, políticas monetarias expansivas en Europa y Japón y combustibles baratos, como a nivel micro, con resultados empresariales muy buenos y varias operaciones corporativas relevantes.

Una de las incertidumbres que además se puede solucionar en diciembre viene precisamente de las políticas monetarias, por un lado los Estados Unidos, que ya acabaron hace meses con las medidas extraordinarias de liquidez, pueden subir tipos de interés en su próxima reunión. El Banco Central Europeo podría, aunque es poco probable, reforzar las medidas extraordinarias, con lo cual nos encontramos con una divergencia en un mes algo extraordinario. La lógica dice que las dos medidas serían positivas (aunque sean contrarias), ya que en EEUU hay que evitar un sobrecalentamiento y en la zona euro, que todavía está lejos de los ratios de Norteamérica, toda inyección de liquidez es bien recibida. Destacan también los niveles de confianza del inversor bajos, a pesar de los buenos resultados y la tendencia bursátil, algo que es muy positivo, ya que viendo índices en máximos históricos como S&P, Nasdaq o DAX alemán se podría desatar una euforia que siempre acaba explotando.

Por último, según el análisis gráfico estamos en un punto clave, ya que la mayoría de índices relevantes intentan romper y consolidar resistencias, que en caso de conseguirlo activaría señales de compra, véase el 10.500 en IBEX (aunque el relevante a priori es el 11.000/11.200), los 11.000 en DAX, los 3.400/3.500 en EuroStoxx, los 4.700 en Nasdaq y los 2.150 del S&P.