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No hace tanto que en esta sección hablábamos de la posibilidad de que las bolsas americanas rompieran máximos históricos; pues bien, tras lo que parecía en febrero un nuevo Lehman Brothers, ahora estamos viendo cómo los índices norteamericanos se encaminan de nuevo a esos niveles. La comparativa entre la situación macroeconómica norteamericana y la europea va en nuestra contra: ellos tienen niveles de paro cercanos al pleno empleo, su inflación está controlada y su consumo, disparado, lo que ya está provocando que estén subiendo los tipos de interés.

Esto ha provocado revalorizaciones en sus bolsas de forma vertical hasta 2015, lo que hace que, a pesar del buen entorno macro, las valoraciones de las empresas estén algo más atractivas en Europa; aunque se espera que en la actual presentación de resultados las sorpresas positivas sean superiores a las negativas.

Al llegar un activo a sus máximos históricos, el análisis técnico cobra más relevancia, si cabe: las roturas de estos niveles generalmente suponen activaciones masivas de órdenes de compra, ya sea por pura interpretación gráfica o por la lógica que dice que el motivo por el que se paraba la subida puede haber desaparecido.

Estos niveles en el S&P están en torno al 2.140, mientras que en el tecnológico Nasdaq están algo más alejados (datan de la burbuja de las telecomunicaciones); mientras tanto podemos tomar como referencia el del año pasado (4.720). En el caso de volver a fallar, los soportes de 2.000 primero y 1.850 después en S&P y los 4.100 en Nasdaq deben servir para situar los “stops de protección”. Por último, la inversión en bolsa americana se realiza en dólares; por lo tanto se puede elegir entre “cubrir la divisa” sin asumir ese riesgo (lo más sencillo mediante fondos cubiertos o “hedged”) o bien buscar un beneficio extra, teniendo en cuenta las resistencias del euro que están situadas en 1,15 y en 1,20.