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Si la semana pasada se explicaba la importancia de los stops en verano (y siempre), en esta se intentarán marcar estos niveles de salida.

Estos están basados en soportes que han ido marcando dichos índices a lo largo del tiempo y que en el momento en el que se perforan dan señal de que las caídas se agravarán (desaparece el motivo por el cual el mercado inyectaba capital justo en ese precio).

Es cierto que muchos inversores no tienen directamente activos indexados a los índices bursátiles, pero sí que pueden tener fondos de inversión referenciados. Si bien es cierto que deberían hacerlo mejor que los índices, pueden servir como primer factor para tomar la decisión (hay que recordar que en fondos de inversión no se pueden automatizar los stops). Para quien tenga acciones, si estas están correlacionadas con los índices, también les pueden ser muy útiles.

En nuestro selectivo, el IBEX 35, los 8.200 deberían poner el primer freno en caso de caídas, siendo el “doble suelo” marcado en febrero y en junio (tras el brexit) en torno a los 7.700 un punto muy preocupante en caso de que se perfore con intensidad.

El EuroStoxx justo estos días está luchando por mantener los 3.000-3.030; evidentemente, lo tienen que tener en cuenta solo los muy cortoplacistas. Más coherente sería tener la vista puesta en los 2.900 primero y los 2.675 después.

Los 10.000-10.050 del DAX alemán deben ser un aguante muy relevante que en caso de perderse podría llevar al índice a los 9.470. Ya en Estados Unidos, el S&P tiene en sus anteriores máximos históricos (2.130-40) un soporte muy claro (la anterior gran resistencia), estando los siguientes en los 2.000 y los 1.800. Por último, el Nikkei japonés intenta consolidar los 16.400, y en caso de no hacerlo sería necesario que los mínimos anuales (14.900) sí vuelvan a ejercer de soporte.