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Finales de octubre, fecha en la que la mayoría de establecimientos hoteleros, restaurantes y oferta complementaria de las Islas cierran sus puertas hasta la siguiente temporada, y que a muchos les gustaría que no fuera así, entre otros a miles de trabajadores que tienen que irse irremisiblemente al paro.

Para poder remediarlo existe una palabra que yo ya escuchaba en la carrera de Turismo de la UIB hace más de 15 años, una palabra mágica que se repetía una y otra vez, y que es casi tan difícil de aplicar como de pronunciar, la “desestacionalización”.

Mira tú por dónde es una de esas palabras que parece estar de moda hoy en día en los medios de comunicación, tertulias políticas, conversaciones de bares, etc.. Todo el mundo habla de ella (como del emprendimiento, la innovación o la responsabilidad social) y muy pocos hacen algo. Se organizan premios, conferencias, hasta se crean direcciones generales en la Administración…, pero todo sigue igual. Me temo que pasarán otros 15 años y volverá a ser la palabra que todo el mundo pronuncie. Por cierto, si tampoco hacemos nada para luchar contra el cambio climático, en 30 años iremos todos a veranear al norte de España, que será donde haya una buena temperatura, y así ya no nos tendremos que preocupar de si vienen turistas en verano.

Pero, ¿qué es la desestacionalización? La desestacionalización o ajuste estacional es eliminar de un dato o serie, mediante la aplicación de cierto filtro o procedimiento estadístico, el efecto de las variaciones cíclicas estacionales que esa variable experimente a lo largo del año. Traducido al mallorquín, conseguir que los turistas vengan más pronto y se vayan más tarde, o dicho de otro modo, repartir entre todos los meses del año el turismo que recibimos.

Y para poder hacerlo hay que hacer “cosas”, como por ejemplo la construcción del Palacio de Congresos de Palma, para que puedan venir grandes grupos del sector MICE (reuniones, incentivos, conferencias y eventos).

El Palacio de Congresos es una muy buena idea muy mal ejecutada (en cuanto a tiempo y coste se refiere). Sobre el diseño y el lugar donde se construyó ya no hace falta criticarlo más porque poco se puede hacer. Creo que es una instalación que ayudará a traer turistas en temporada media y baja, por lo que es una buena noticia que por fin se vaya a poner en funcionamiento. Hay que tener en cuenta que hace un par de años se oían muchas voces que abogaban por demolerlo.