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Si la inteligencia artificial y el rastreo en la redes sociales ayudará a tomar decisiones sobre destinos turísticos en un futuro no muy lejano (nos lo explicaba en estas mismas páginas Santi Camps de la empresa menorquina Mabrian en un reportaje), hace unos días pudimos saber lo que opinaban los más jóvenes sobre el turismo, en un debate organizado por Diari Menorca y la Fundació La Caixa. Se trataba de la séptima edición del Foro Menorca de Educación La Caixa con alumnos de 2º de ESO del instituto IES Biel Martí de Ferreries, en el que debían responder cuáles eran sus percepciones, cuál era su visión y cómo podían aportar ellos a dibujar una situación ideal. Fue un ejercicio muy bien trabajado por su parte en el que salieron a la luz las cuestiones que hoy en día piensan las generaciones que protagonizarán la Menorca del futuro y donde evidenciaron una realidad cruda, como por ejemplo que el 80% de los alumnos no quería trabajar en el sector turístico en un futuro o que su percepción de la oferta laboral existente se limitaba a puestos como camarero o recepcionista de hotel. En este sentido no contemplaban en sus conclusiones la posibilidad de emprender ningún negocio relacionado con el sector, sino que, más bien, se veían como poco atractivas o poco estimulantes las salidas profesionales. Por no hablar de la crítica a los salarios bajos y los horarios intempestivos.

A nivel de preocupaciones, los jóvenes eran conscientes de la problemática de la falta de conexiones aéreas, así como de la congestión de la isla en temporada alta y por ello hablaron de buscar soluciones y apostar por la naturaleza y el Camí de Cavalls como palancas que debían contribuir a la desestacionalización. En cuestiones como el turismo de lujo se mostraron críticos como solución para evitar la masificación, ya que provoca una brecha social de desigualdades con negocios obligados a bajar persianas o subida de precios para todos los residentes.

Si tenemos en cuenta que siete de cada diez euros que hoy se generan en Menorca provienen del turismo, habrá que pensar cómo cambiamos esta percepción de las futuras generaciones que hoy día no se ven contribuyendo al motor de la economía menorquina. Da toda la impresión como sociedad que seguimos pensando que nos ha tocado la peor carta al tener que basar nuestra evolución en base a la industria turística cuando, en realidad, nos abre un sinfín de oportunidades.