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Quizás será porque Menorca mantiene en sus genes la flema británica de la discreción, quizás porque nos falta creer en nosotros mismos, parece que haya pasado inadvertido a nivel de sociedad menorquina y sobre todo a nivel institucional, los últimos logros del sector quesero y hotelero de la isla. A mediados de noviembre de 2016, en el prestigioso World Cheese Awards celebrado en San Sebastián, se premiaba a Cala Blanc, un queso elaborado por la empresa Sa Canova de Ferreries, que era considerado como segundo mejor queso del mundo. Tal como lo leen.

El segundo mejor queso del mundo en una edición en la que habían participado 3.060 quesos de 35 países de los cinco continentes. Pero es que no solo Cala Blanc conseguía la unanimidad del jurado con este reconocimiento extraordinario sino que tres quesos de la quesería familiar de Son Vives y otro de Coinga también resultaban premiados, haciendo brillar la denominación de origen Mahón-Menorca entre las mejores categorías. Son Vives de Ferreries conseguía la medalla de oro en queso semicurado artesano, una de plata en artesano curado y otra plata en la modalidad de artesano añejo. Coinga de Alaior, por su parte, se colgaba una medalla de bronce en la categoría de semicurado.

A nivel hotelero, hace pocos días hemos sabido que Menorca ha obtenido el reconocimiento de los premios Travellers Choice de TripAdvisor. Un clásico del podio de los mejores, el Royal Son Bou Family Club y el Hotel Holliday Village de Son Bou conseguían la primera y segunda posición en la edición de España respectivamente, la décima y undécima a nivel europeo y la vigesimoprimera y vigesimocuarta a nivel mundial.

Lo mismo pasaba con el Hotel Viva Menorca, que entraba en la lista TOP 25 de la categoría de hoteles familiares, obteniendo una decimoctava posición a nivel estatal, y otro tanto con el Hotel Artiem Carlos III, que entraba también en la categoría Top 25 a nivel nacional en la categoría de hoteles románticos. Premios que surgían de las opiniones y comentarios de todos los viajeros nacionales e internacionales durante un año. Enhorabuena.

No me cabe duda de que si en vez de quesos u hoteles estuviéramos hablando de deportistas, les hubieran organizado un recibimiento oficial con todos los honores en el Consell o en los ayuntamientos. Echo en falta este guiño público que contribuye no solo a agradecer el trabajo bien hecho, sino también a estimular a una sociedad que no va sobrada de referentes y autoestima.