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Empezamos un nuevo año y con él la ilusión por mejorar y hacer de este mundo un lugar más justo, más seguro y más sostenible. Para ello, las empresas de economía social contamos con una herramienta muy práctica que nos ayuda a medir el impacto social que nuestras empresas generan en la sociedad: el balance social, que contribuye al logro de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y constituye un instrumento idóneo para ofrecer información social de forma sistemática y comparable.

Se considera Balance Social al informe que emite una empresa o una organización, cuya finalidad es brindar información metódica y sistemática referida a la responsabilidad social asumida y ejercida por ella. Constituye una herramienta para informar, planificar, evaluar y controlar el ejercicio de dicha responsabilidad en concordancia con la identidad social. Un aspecto muy importante es la evaluación del impacto de nuestras actuaciones para mejorar de manera continua la transparencia, la confianza y la eficiencia. La ley de cooperatives de les Illes Balears no obliga a realizar el Balance Social, si bien el espíritu de dicha ley y los principios cooperativistas apuestan por evaluar ámbitos como la igualdad, el compromiso ambiental, el compromiso social, la calidad laboral y la calidad profesional.

A día de hoy no todas las empresas de economía social llevan a cabo esta auditoría social, sobre todo por la falta de instrumentos con los que medir el impacto generado. Si bien el balance económico es, por supuesto, obligatorio y refleja una parte de la realidad empresarial, no es menos cierto que nuestro compromiso nos obliga a valorar el impacto de nuestra actividad en la sociedad. Por ello, al realizar los dos balances, la evaluación será completa.

Pero ¿con qué instrumentos contamos para realizar esta evaluación? La ley de cooperativas no propone ninguna estructura general ni los ámbitos que deben ser evaluados, por lo que es necesario acudir a consultorías especializadas en economía social que, sin duda, harán un magnífico trabajo, pero con un coste que las empresas y cooperativas pequeñas no pueden asumir.

Nuestra propuesta es que desde la Conselleria responsable de la economía social se diseñe un cuestionario o plantilla en línea que permita a las pequeñas empresas de economía social redactar su balance social. Este cuestionario debería ser una herramienta de gestión, que incorporara el concepto de contabilidad social, que permitiera la comparabilidad y el compromiso de mejoras.

Por otra parte, no debemos confundir esta evaluación con los informes de las grandes empresas convencionales cuya intención es, especialmente, la de maquillar el verdadero impacto de sus actividades mediante certificaciones internacionales y campañas publicitarias muy costosas. Para la economía social es tan importante rendir cuentas ante la sociedad del impacto de sus actividades como la reflexión interna que se genera con el objetivo de seguir mejorando la responsabilidad social.