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El presidente de Cuba, Fidel Castro, sufrió ayer una indisposición durante un acto y debió interrumpir su discurso en el que anunció una «larga y difícil batalla» por la liberación de cinco cubanos condenados por espionaje en EE UU. Castro sufrió un «ligero descenso», dijo el ministro de Relaciones Exteriores, que ocupó inmediatamente su lugar en la tribuna y pidió calma a los más de 60.000 asistentes al acto. Tras más de dos horas de alocución, Castro comenzó a dar señales de malestar y fue auxiliado por sus colaboradores. Unos quince minutos después, Castro volvió a la tribuna y proclamó: «Estoy bien, no se preocupen».