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Israel llevó a cabo ayer una nueva masacre en los territorios ocupados en la que es la jornada más sangrienta desde el inicio de la Intifada. El mayor número de víctimas palestinas de la jornada se registró en la aldea cisjordana de Beit Rima, donde murieron diez personas durante la incursión realizada esta madrugada por el Ejército de Israel.

Beit Rima es la localidad de la que procedía el comando que asesinó al ministro israelí de Turismo, Rejavam Zeevi, el pasado miércoles en un hotel de Jerusalén. En esta operación también resultaron heridas varias personas y fueron detenidos once «terroristas».

Seis palestinos más murieron por los disparos de soldados israelíes en las ciudades cisjordanas autónomas de Tulkárem, Ramala y Belén, así como en la localidad de Abu Dis próxima a Jerusalén. Otros cuatro palestinos habían muerto el martes por la tarde, también en Cisjordania: dos de ellos en enfrentamientos con soldados israelíes y otros dos por las heridas que habían sufrido en jornadas anteriores en circunstancias similares.

Según la radio estatal israelí, las fuerzas de seguridad de Israel han detenido a dos de los tres palestinos que asesinaron al ministro israelí de Turismo, el pasado miércoles en un hotel de Jerusalén. Los detenidos son Sálaj Alaui y Mohamed Rimaui, habitantes de las localidades cisjordanas de Azaría y Bet Rima, respectivamente, dijo la emisora.

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) acusó ayer al Gobierno y al Ejército de Israel de perpetrar una masacre, tras la muerte de veinte palestinos en las última 24 horas. La ANP, que preside Yaser Arafat, acusó de las muertes no sólo al Gobierno de Sharón, sino también al comandante en jefe del Ejército de ese país, el general Shaúl Mofaz, en un comunicado que dio a conocer ayer.