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EFE-VIENA El descalabro del Partido Liberal Austríaco (FPOe) en las elecciones y, especialmente, su inesperada caída del primer al tercer puesto en el Estado federado de Carintia, feudo de su ideólogo, Joerg Haider, han forzado al populista de derecha a presentar la dimisión de ese cargo público. Haider anunció ayer que dimitirá como jefe de Gobierno de Carintia, la única función pública que ejerce desde que cedió la presidencia de su gobernante FPOe en 2000.

El populista, que justificó esta medida por el fracaso de su FPOe a nivel regional y nacional, informó de que hablará con sus «amigos en el partido e intentaré un compromiso con ellos» para que acepten su postura pues aseveró que creía «muy difícil» quedarse tras semejante «voto de desconfianza contra mí y mi política», palabras que implican que la dimisión, tal vez, no se llevará a término.

Pocos analistas confían en que esta dimisión vaya a ser aceptada por los órganos del FPOe, pues no sólo es ya la quinta este año, sino que él ya anunció en la campaña que estaría dispuesto a volver a ser presidente del partido si éste sufría un revés. A ello se añade el que a ningún «barón» ni alto funcionario del FPOe le interesa la dimisión del populista porque el partido es hoy, más que nunca, un partido a la imagen de Haider, dado que los votos reunidos, aunque no muchos, son los que él ha aglutinado.

El FPOe ha vuelto a ser fiel sin fisuras a Haider desde el pasado octubre y así lo ha entendido su electorado de 1999, una parte del cual le entregó ayer 476.000 votos, otra parte se decantó, en cambio, con 600.000 votos por el democristiano Partido Popular (OeVP), con el que forma la coalición saliente de Gobierno, y otra, con unos 180.000 por el socialdemócrata (SPOe). En setiembre, la política de acoso de Haider había obligado a dimitir a miembros de su partido en el Gabinete de Schüssel, lo que llevó a una crisis de Gobierno y a adelantar las elecciones un año.