La primera reunión ha terminado sin acuerdo sobre el nombre del nuevo Papa. | Fuente: RTVE

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El segundo cónclave del tercer milenio, en el que 115 cardenales procedentes de 50 países elegirán al 266 papa de la historia de la Iglesia, comenzó ayer en la Capilla Sixtina, y la primera fumata fue negra, es decir, ningún purpurado logró los votos necesarios para ser elegido pontífice.


La fumata negra salió por la chimenea de la Sixtina a las 19.42 horas, dos horas y siete minutos después de que se cerrasen las puertas y comenzara el cónclave, en medio de una gran expectación.
Decenas de miles de personas se congregaron en la plaza de San Pedro para seguir el evento en directo, desafiando la lluvia y el frío reinantes en Roma.

El humo negro salió por la chimenea durante un buen rato, para que no quedasen dudas de que era de ese color.
La normativa vaticana establece que para ser elegido Papa son necesarios dos tercios de los votos, por lo que al ser 115 los cardenales electores, se necesitaban 77 votos, que ningún candidato logró.
Tras esta primera fumata negra, los cardenales volverán a votar hoy por la mañana. La normativa vaticana establece que en el segundo, tercero y cuarto día se celebren dos votaciones por la mañana y dos por la tarde.

Reflexión y plegarias

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Si después de esos tres días ninguno ha alcanzado los 77 votos, se procederá a una jornada de reflexión y plegarias en la que no se votará. Después se reanudarán las votaciones para otros siete eventuales escrutinios.
Si tampoco ha salido papa, se procederá a una nueva jornada de reflexión y después a otros eventuales siete escrutinios. Si sigue sin haber fumata blanca, habrá otra pausa de reflexión y otros siete escrutinios. Y así hasta 34.

A partir de ese momento, se elige entre los dos cardenales más votados, pero estos no podrán participar en la votación.
Benedicto XVI fue elegido el 19 de marzo de 2005 en la cuarta votación, Juan Pablo II el 16 de octubre de 1978 en la octava votación y Juan Pablo I el 26 de agosto de 1978 en la cuarta.

Sobre cuánto tiempo durará el cónclave, ningún cardenal se atreve a responder, aunque una gran mayoría espera que sea breve.
El ritual de inicio comenzó a las 16.30 horas local en medio de una gran solemnidad. Los purpurados entraron en la capilla que Juan Pablo II denominó «santuario de la teología del cuerpo humano», en procesión y recitando las letanías.
Tras cantar el Veni creator Spiritus, en el que invocaron la asistencia del Espíritu Santo, realizaron el juramento por el que se comprometieron a guardar el secreto sobre el cónclave y a defender al que sea elegido Romano Pontífice, los derechos espirituales y temporales, además de la libertad de la Santa Sede.


Una vez cumplido ese ritual, el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, el arzobispo Guido Marini, pronunció la frase Extra Omnes (todos fuera) y todos los ajenos al cónclave abandonaron el recinto, dejando solos a los purpurados.