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Las milicias prorrusas del este de Ucrania liberaron este sábado a los siete inspectores militares europeos secuestrados por espiar para la OTAN, mientras se recrudecían los combates en los dos principales bastiones insurgentes.

El desenlace feliz fue posible gracias a la mediación del diplomático ruso Vladímir Lukín, enviado especial del jefe del Kremlin, Vladímir Putin.

El presidente ruso había criticado la llegada de incógnito al este de Ucrania de los inspectores adscritos a la OSCE, pero prometió hacer todo lo posible para lograr la liberación de los rehenes.

«Durante los últimos días a petición de la OSCE y una serie de países europeos la parte rusa dio enérgicos pasos para contribuir a la liberación de los especialistas militares detenidos», informó la Cancillería rusa en un comunicado.

Lukín viajó a Slaviansk, plaza fuerte de los sublevados donde los inspectores permanecieron retenidos durante una semana, y los acompañó hasta un puesto de control, donde presidió su entrega al secretario general del Consejo de Europa, Thorbjørn Jagland.

«No han sido intercambiados por nadie. Ha sido un acto voluntario y humanitario. Estamos muy agradecidos al jefe de la ciudad», dijo Lukín, en alusión al autoproclamado alcalde de Slaviansk, Viacheslav Ponomariov.

Los insurgentes prorrusos acusaron a los inspectores (tres alemanes, un polaco, un danés y un checo, además de un intérprete alemán) de espiar para la OTAN, y únicamente liberaron a un sueco al segunda día por motivos de salud y por tratarse de un país neutral.

Por su parte, Ponomariov, al que Moscú alabó su «humanismo» y «coraje» por liberar a los rehenes bajo el fuego enemigo, aseguró que los rehenes no habían corrido peligro.

«Los hemos entregado en uno de los puestos de control del bando enemigo. Hemos hecho todo lo que dependía de nosotros para garantizar su seguridad. Como les prometí, celebramos mi cumpleaños ayer y se marcharon. Eran mis invitados», dijo el rebelde.

Ofensiva

Mientras, el Ejército ucraniano, reforzado con la Guardia Nacional y, según los prorrusos, por efectivos de la organización ultranacionalista Sector de Derechas, prosiguieron su ofensiva para retomar los bastiones rebeldes de Slaviansk y Kramatorsk.

«Avanzamos en Kramatorsk. Bajo intenso fuego terrorista. Hay combates», aseguró hace unas horas Arsén Abákov, ministro del Interior ucraniano, en su página de Facebook.

En unas pocas horas y con la ayuda de blindados y francotiradores, lograron retomar el control de la sede del Servicio de Seguridad de Ucrania y la torre de televisión en Kramatorsk, que suspendió las emisiones de los canales rusos.

«Solo resistimos en la plaza central. El resto ha sido tomado por la Guardia Nacional y (la organización ultranacionalista) Sector de Derechas», aseguró un portavoz insurgente a la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti.

Abákov, quien aseguró que Slaviansk está también bloqueada por fuerzas leales a Kiev, ha pedido a la población civil de ambas localidades que no salga de sus casas bajo ninguna circunstancia.

Según el Centro Antiterrorista de Ucrania, cinco soldados habrían muerto en la operación contra los insurgentes que fue lanzada en la madrugada del viernes en Slaviansk, donde el Ejército perdió varios helicópteros.

Además, los prorrusos denunciaron la muerte de unos 20 civiles desarmados que intentaban impedir con escudos humanos el avance del Ejército (Kramatorsk) y de los ultranacionalistas (Slaviansk).

Según los rebeldes, en Kramatorsk los soldados ucranianos efectuaron primero varios disparos de advertencia, pero ante la negativa de los vecinos a desbloquear la carretera habrían comenzado a disparar contra la multitud.

En previsión de ofensivas antiterroristas sobre sus ciudades, en Lugansk los insurgentes han impuesto un toque de queda, mientras en Donetsk ha comenzado la movilización general de milicianos.

Luto

Por otra parte, Ucrania declaró dos días de luto por la muerte de 46 personas en Odessa, en su mayoría en el incendio que se declaró en la Casa de los Sindicatos de ese puerto del mar Negro cuando los prorrusos se cobijaron en el edificio tras enfrentamientos violentos con los proucranianos.

La mayoría de víctimas habrían muerto asfixiadas por el humo, mientras ocho habrían perecido al saltar por las ventanas para huir de las llamas, según el Ministerio del Interior local.

«Las autoridades de Kiev no solo son directos responsables, sino que son cómplices directos de esas acciones criminales. Tienen las manos manchadas de sangre», afirmó Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.

Peskov denunció que con la «connivencia» de Kiev «los radicales y extremistas quemaron vivos a gente absolutamente desarmada».

«Putin siente una profunda indignación con las acciones de las autoridades de Kiev que no cabe interpretar de otra forma que como un crimen», sentenció.