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Rusia, Irak, Irán y Siria han sellado una alianza militar contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) y ya trabajan en la creación de un centro analítico en Bagdad para coordinar futuras operaciones de sus fuerzas armadas sobre el terreno, reveló este sábado una fuente diplomática rusa.

«El objetivo del centro en un futuro inmediato es sentar las bases para la creación de un comité coordinador que planifique operaciones y comande unidades militares de Rusia, Siria, Irán e Irak, en primer lugar para luchar contra el EI», subrayó la fuente, citada por las principales agencias rusas.

El anuncio, de confirmarse por fuentes oficiales, parece toda una declaración de intenciones de Moscú y Teherán, aparentemente decididos a formar una nueva alianza internacional en toda regla, lista para intervenir en Siria e Irak.

En palabras del diplomático que reveló la noticia, el acuerdo entre los cuatro países «es un paso importante en el camino para la unión de los países de la región en la lucha contra el terrorismo internacional».

El líder ruso, Vladímir Putin, ya ha dejado claro días atrás que no renunciará a prestar apoyo militar al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, incluso si eso va en contra de los deseos de Estados Unidos.

El jefe del Kremlin considera que sostener y apoyar al Gobierno de Damasco, si es posible con ayuda de una amplia coalición internacional, es el único camino para frenar la expansión del Estado Islámico en Siria y combatir a los yihadistas en su terreno.

El centro de coordinación de Bagdad se dedicará a «la recogida, tratamiento, resumen y análisis de la información sobre la situación en la región de Oriente Próximo, principalmente para la lucha contra el EI», explicó la fuente de las agencias rusas.

Tras su análisis, agregó, la información será remitida a los Estados Mayores de los cuatro países.

El mando sobre la actividad del centro rotará cada tres meses entre oficiales de alto rango de los países implicados en la iniciativa.

La puesta en marcha del centro analítico es el resultado de un acuerdo alcanzado ya hace tiempo «para coordinar acciones militares, sobre todo entre Siria, Rusia e Irán», dijo al conocer la noticia el general Leonid Ivashov, antiguo jefe de la Dirección de Cooperación internacional militar del Ministerio de Defensa ruso.

El papel de Moscú y Teherán, según Ivashov, se limitará al asesoramiento «en acciones de combate concretas para los países combatientes: Irak y Siria».

«Hay que prestar menos atención a los estadounidenses. El derecho a la defensa individual y colectiva está garantizado por el Estatuto de la ONU. Todos entienden que este desaguisado contra Siria e Irak lo han provocado los estadounidenses, por lo que raro será que puedan ayudar en algo», afirmó el general ruso.

A la luz de las noticias que se suceden en los últimos días, incluidas las referidas al refuerzo de la base militar rusa en Siria, todo indica que el discurso de Putin ante la Asamblea General de la ONU se centrará en pedir la formación de una coalición internacional para luchar contra los terroristas.

Putin ha repetido hasta la saciedad que la política de Washington de armar a los rebeldes sirios sería contraproducente y el avance imparable del EI parece darle la razón.

Es lo que intentará transmitir el próximo lunes al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con el que se reunirá en Nueva York en el marco de la Asamblea General de la ONU.

Según el diario «Kommersant», unos 1.700 militares rusos ya estarían desplegados en Siria, donde estarían habilitando el puerto de Tartus para el atraque de buques de gran calado, mientras las imágenes de satélite hablan de obras en el aeropuerto de Latakia para el aterrizaje de cazas rusos.

Uno de los puntos del acuerdo de amistad y cooperación suscrito entre Moscú y Damasco en 1980 señala que, en caso de que «surja una situación que amenaza la paz y seguridad», las partes «entablarán de inmediato contactos para coordinar sus posiciones y su cooperación para eliminar las amenazas y restablecer la paz».

El documento no contempla la defensa mutua en caso de agresión, pero sirve de marco jurídico para la firma de acuerdos concretos por la vía de urgencia para el despliegue de tropas de asalto.