Los ministros de Exteriores ruso y sirio han comparecido en rueda de prensa conjunta. | SERGEI KARPUKHIN

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Rusia anunció este viernes que impondrá la necesidad de visados a Turquía a partir del 1 de enero de 2016 en represalia por el derribo del bombardero ruso Su-24 esta semana en la frontera con Siria.

«Los dirigentes rusos han tomado la decisión de suspender el régimen sin visados en vigor actualmente entre Rusia y Turquía», dijo Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso, en rueda de prensa.

Lavrov, que ya había recomendado a los rusos que no viajen a ese país y a los que ya se encuentra allí que regresen cuanto antes, subrayó que el motivo es la latente amenaza terrorista en Turquía, país que limita con Siria.

«Esta amenaza no es un invento, es muy real. Nosotros informamos de ella a los ciudadanos rusos con toda la responsabilidad», dijo.

El acuerdo de exención de visados fue suscrito por los Gobiernos de ambos países en 2010 y entró en vigor en abril de 2011, lo que disparó el flujo de turistas a Turquía, su segundo destino tras Egipto.

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Según el Gobierno, casi 10.000 rusos se encuentran en estos momentos en Turquía, adonde muchos viajaron después de que el Kremlin prohibiera los viajes a Egipto tras el atentado contra el avión ruso dinamitado con 224 turistas en la península del Sinaí.

La agencia estatal de turismo, Rosturism, adelantó que todos esos viajeros estarán de regreso en Rusia el 7 de diciembre, con la excepción de 34 que tienen billete de vuelta para el 26 del mismo mes.

Rosturism estima en unos 10.000 millones de dólares el perjuicio anual para Ankara debido a la pérdida del mercado ruso, ya que unos 4,4 millones de turistas procedentes de este país descansan anualmente en Turquía.

Al mismo tiempo, el Gobierno, que tachó de «acto de agresión» el derribo del avión ruso por un caza turco, adelantó que mañana, sábado, anunciará un paquete de medidas contra Ankara, que podrían afectar al comercio bilateral, las inversiones y el turismo.

El presidente ruso, Vladímir Putin, lamentó ayer que su colega turco, Recep Tayyip Erdogan, se niegue a ofrecer disculpas formales y a compensar la pérdida del bombardero.