Un doble atentado contra un convoy de la policía en Kabul este jueves ha provocado al menos 38 muertos y 40 heridos. | Reuters

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Al menos 38 personas murieron, en su mayoría cadetes de la Policía afgana, y otras 40 resultaron heridas en un doble atentado suicida de los talibanes perpetrado este jueves contra varios autobuses policiales en las afueras de Kabul, informaron fuentes oficiales.

Un primer atacante detonó los explosivos que portaba en su vehículo contra dos autobuses en los que viajaban cadetes policiales y, apenas cinco minutos más tarde, un segundo insurgente a pie se inmoló en la misma zona, indicó Musa Rahmati, gobernador del distrito de Paghman, donde se produjo la acción.

La primera detonación, ocurrida sobre las 12.00, hora local (07.30 GMT), ocurrió entre dos autobuses policiales cuando éstos redujeron la velocidad para pasar sobre un badén y causó víctimas en ambos vehículos, según el gobernador.

«En total había cinco autobuses grandes de la Policía y también habían alquilado tres autocares privados para transportar a los cadetes desde un centro de entrenamiento policial en Maidan Wardak (provincia colindante) hasta Kabul», explicó.

Seis de los fallecidos son civiles, entre ellos una mendiga, un menor y dos ancianos, mientras que los restantes eran todos ocupantes de los vehículos atacados.

Rahmati detalló que las explosiones causaron heridas a más de 40 personas, de las que varias se encuentran en estado «crítico», y agregó que han sido trasladadas a diferentes hospitales de la capital afgana.

Los talibanes reclamaron la autoría de los ataques y aseguraron que el primero de ellos fue perpetrado por un suicida identificado como Shamsulhaq Herati contra un vehículo en el que viajaban profesores de una Academia de Policía.

«Cuando la Policía llegó a recoger a los muertos y heridos, un segundo atacante buscador de martirio (suicida), Muhibullah, llevó a cabo un segundo ataque utilizando un coche bomba», afirmó en un comunicado el portavoz del grupo insurgente Zabihullah Mujahid.

El portavoz situó el número total de muertos en unos 150, si bien los talibanes tienden a exagerar el alcance de sus acciones.

El presidente afgano, Ashraf Gani, condenó el ataque en un comunicado por considerarlo un «crimen contra la humanidad» y ordenó al Ministerio de Interior que investigue si hubo «negligencia» por parte de las autoridades a la hora de transportar a los cadetes.

Si fuese el caso, aseveró, el Ejecutivo emprenderá «acciones» contra los responsables.

La inestabilidad en Afganistán ha ido en aumento desde el fin de la misión militar de la OTAN en diciembre de 2014 y los talibanes han ido avanzando en el control del país así como en la frecuencia y tamaño de los atentados en las grandes ciudades.

En la última acción de gran envergadura en la capital afgana, catorce guardias de seguridad de la embajada canadiense en Kabul, doce de ellos nepalíes y dos indios, perecieron hace diez días cuando iban de camino al trabajo en un autobús.