El Ejecutivo podría anunciar nuevas restricciones en toda Inglaterra, que incluirían el cierre de establecimientos de hostelería, ante el incremento exponencial de contagios. | Reuters

TW
6

El ministro de Sanidad del Reino Unido, Matt Hancock, admitió que el Gobierno conservador no descarta decretar un segundo confinamiento nacional para contener el coronavirus, si bien esto sería el «último recurso».

«Haremos lo que sea necesario para garantizar la seguridad de los ciudadanos, pero la primera línea de defensa es respetar las normas de distanciamiento social», declaró a la emisora pública BBC.

El ministro dijo que, como segunda «línea defensiva», está el sistema de detección y rastreo de contagios, tras lo cual vienen los confinamientos localizados -como el que entra en vigor hoy en partes del noreste de Inglaterra- y, en última instancia, «medidas a nivel nacional», como las aplicadas entre marzo y mayo.

«No quiero que esto ocurra», y para evitarlo es importante que «la gente se una y reconozca que estamos ante un desafío serio», sostuvo.

Noticias relacionadas

La BBC informa de que el Ejecutivo podría anunciar la semana próxima nuevas restricciones en toda Inglaterra, que incluirían el cierre de establecimientos de hostelería -aunque las escuelas y lugares de trabajo seguirían abiertos-, ante el incremento exponencial de contagios en los últimos días.

Las cifras oficiales difundidas el jueves indican que se registraron 3.395 nuevos casos de COVID-19 en 24 horas, con 381.614 positivos confirmados hasta la fecha, y un total de 41.705 decesos, tras sumar 21 entre el miércoles y el jueves.

Hancock anunció una dotación de 2.700 millones de libras (casi 3.000 millones de euros) adicionales al Servicio Nacional de Salud (NHS) para combatir la pandemia este invierno, que en parte se destinarán a reforzar los servicios de emergencia.

El ministro aseguró que el Gobierno se esfuerza por resolver el problema de la escasez de tests denunciado por sectores clave como la sanidad y la educación, cuyos empleados deben aislarse en sus casas (y faltar al trabajo) si ellos o sus familiares presentan supuestos síntomas, ante la imposibilidad de hacerse pruebas diagnósticas a corto plazo.