Kadírov (i) en una reunión de trabajo. En la pared, un cuadro con una fotografía de Putin. | Redacción Digital

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El portavoz del presidente ruso Vladímir Putin se negó esta semana a comentar la paliza propinada a un prisionero por el hijo adolescente del líder checheno Ramzán Kadírov, incidente que provocó la condena incluso de algunos partidarios de la línea dura del Kremlin. Tras unas jornadas de incertidumbre sobre su estado de salud, el líder checheno reapareció estos días afirmando estar orgulloso de su hijo Adam, de 15 años, por el ataque a Nikita Zhuravel, un prisionero ruso acusado de quemar el Corán.

En Telegram, Kadírov publicó hace pocos días un vídeo de la paliza. A preguntas de los periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, afiirmó que no haría comentarios sobre el incidente. Cuando se le preguntó por qué, dijo: «No quiero hacerlo».

En el vídeo publicado por Kadírov, que ha obtenido un fuerte revuelo en las redes sociales, se muestra al joven golpeando y pateando a otro hombre acurrucado sobre una silla, antes de tirarlo al suelo y darle una palmada en la cabeza. «Sin exagerar, sí, estoy orgulloso de la acción de Adam», escribió Kadírov, quien se define a sí mismo como un aliado despiadado de Putin. Afirmó que respetaba al chico por haber adquirido «ideales adultos de honor, dignidad y defensa de su religión», y comparó a los «blasfemos» con «un tumor enfermo en el cuerpo que necesita ser cauterizado».

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Cabe incidir que la región musulmana de Chechenia, integrada en la Federación Rusa, libró dos guerras separatistas con Moscú tras la desintegración de la Unión Soviética en 1991. Kadírov, hijo de un exrebelde que cambió de bando para respaldar al Kremlin, ha recibido en los últimos años una generosa financiación de Putin y rienda suelta para gobernar a su antojo un territorio que concibe como su feudo personal, a cambio de garantizar su estabilidad y lealtad a Moscú.

Sin embargo, la paliza que el propio hijo de Kadírov propinó a un indefenso prisionero de etnia rusa bajo custodia -y el hecho de que él mismo lo ensalzara como un motivo de orgullo- son potencialmente temas peliagudos para el Kremlin. «Para llamar a las cosas por su nombre, lo que pasó fue ilegal», escribió Rybar, un blog de guerra con 1,2 millones de suscriptores que apoya y proporciona comentarios continuos sobre la guerra de Putin en Ucrania.

Otro canal de índole similar, Gray Zone, apreció que lo sucedido fue un escándalo. El comité de investigación de Rusia dijo en mayo que el prisionero, Zhuravel, había sido arrestado por prender fuego a un Corán en la ciudad de Volgogrado, y había confesado que lo hizo a cambio de un pago de la inteligencia ucraniana. No estaba claro en qué circunstancias se hizo la supuesta confesión.

Aunque el presunto crimen no se cometió en Chechenia, el comité de investigación dijo que transfirió a Zhuravel a las autoridades chechenas porque numerosos ciudadanos así lo habían solicitado, como musulmanes, al ser reconocidos víctimas de su acción. La paliza se informó por primera vez en agosto, cuando Zhuravel se quejó ante la defensora del pueblo de derechos humanos de Rusia, quien dijo que había remitido el asunto a su homólogo en Chechenia.

El apunte

Visita a su tío

La salud del jefe checheno ha sido objeto de intensas especulaciones en las últimas semanas. Tras difundir Kiev informaciones de que se encontraba en coma o incluso había muerto, Kadírov afirmó en Telegram que se encontraba bien. Según aseguró, el motivo por el cual viajó a un hospital de Moscú fue visitar a un tío suyo enfermo.