Mujeres en edad de ser madre en Rusia. | Reuters - YURI KOCHETKOV

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Rusia se propone prohibir el aborto en las clínicas privadas en un intento de revertir la caída de la natalidad, pese a las duras críticas que suscita esa política demográfica entre expertos y activistas. «Como todos sabemos por ejemplos históricos, y lo sabe también nuestro gobierno, la prohibición no reduce el número de abortos ni aumenta la natalidad», comentó a EFE Leda Garina, la fundadora del proyecto feminista «Las costillas de Eva».

Según Garina, las restricciones llevan al aumento de los infanticidios y solo buscan «reforzar el control sobre la sexualidad» para infundir sentimientos de «vergüenza y miedo» en las mujeres. «En la historia de Rusia ya hubo un período de prohibición total del aborto y la cosa no acabó bien, la tasa de natalidad aumentó solo el primer año después de la prohibición, luego las mujeres se adaptaron, es decir, encontraron formas ilegales de interrumpir el embarazo», agrega su colega, la activista Yulia Karpújina.

Las estimaciones oficiales indican que en 2030 la población rusa será de 143,2 millones, su nivel más bajo desde 2012, y en 2046 se espera que se sitúe en 138,7 millones de personas. Este pronóstico preliminar de la Agencia Federal de Estadísticas se elaboró incluyendo a la anexionada península de Crimea (casi 2 millones), pero no a los residentes en las regiones ucranianas incorporadas en 2022 (Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón).

En total, en los primeros nueve meses de este año en Rusia, país que está en guerra, nacieron poco más de 953.000 niños, 31.000 menos que en el mismo período del año anterior. El Fondo Social Ruso calcula que este año verán la luz el mismo número de niños que en 1999 (1,2 millones) y la situación no hará más que empeorar en los próximos años. Para frenar la disminución de las tasas de natalidad, se necesita una «varita mágica», según Kiril, jefe de la Iglesia Ortodoxa. Y esa solución, opina el patriarca, llegará con la prohibición de la interrupción voluntaria de los embarazos. «La población puede aumentar como por el arte de una varita mágica. Si solucionamos ese asunto, si convencemos a las mujeres a no abortar, las estadísticas (demográficas) irán al alza», aseguró.

En la misma línea, hace dos semanas, Kiril pidió a los diputados a restringir los abortos en las clínicas privadas. Las clínicas se adelantan al veto Antes de la posible aprobación de la ley, muchos centros médicos comenzaron a retirar por propia iniciativa la interrupción de los embarazos de la lista de los servicios prestados a la población. Hasta el momento, se han sumado a ese veto las clínicas de al menos cinco regiones.

La república rusa de Mordovia, en la parte europea del país, fue además pionera en la introducción de multas por «incitar al aborto», ejemplo que siguió la región de Tver. Simultáneamente, las autoridades reforzaron el control sobre los medicamentos para inducir el aborto que están a la venta. Según las estadísticas oficiales, anualmente en Rusia se registran cerca de 400.000 interrupciones de embarazo, una cifra que ha caído casi cinco veces en comparación con la década de 1990.

Mientras, el demógrafo independiente Alexéi Raksha explica en una entrevista publicada en YouTube que la actual caída de la población en Rusia era inevitable por el «agujero demográfico» en el que se encuentra el país al alcanzar la edad fértil las mujeres nacidas en los 1990. «El número de las mujeres en edad de dar a luz cae en Rusia desde 2010, lo que es la consecuencia de la crisis demográfica de los 90», señala. Así, desde 1987 hasta 1999 -período que coincide con la caída de la Unión Soviética- la cantidad de los nacimientos en Rusia se redujo a la mitad, de 2,5 millones a 1,25 millones al año.

«En los 1990 y a comienzos de los 2000 nacieron menos niñas, que ahora a su vez alcanzan la edad fértil», señala. Por eso, según los cálculos de este experto, en 2030 el número de las mujeres en edad de procrear en Rusia será un 40 % menos que en 2010. «Mirad el ejemplo de Polonia. Lo estricta que es la legislación antiaborto, que, sin embargo, no ha ayudado en absoluto. La tasa de natalidad en Polonia es más baja que en Rusia», explica para añadir que lo que se necesita ahora es «aumentar los ingresos de la población y reducir el nivel de la desigualdad». A su vez, la activista Karpújina insiste en que «ninguna ley puede aumentar significativamente la tasa de natalidad», a la baja en todo el mundo. Y si el Estado necesita más ciudadanos, debe preocuparse «de la esperanza de vida y no de librar guerras con otros países».