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Las tres presidentas de los consells insulars de Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera se reunieron ayer a instancias del Club Última Hora, que les invitó a debatir públicamente la realidad política de nuestro archipiélago desde la visión particular de cada una de sus islas. Se trata de tres mujeres "lo que ya es insólito en este país", de tres islas distintas y de tres ideologías y, por tanto, de tres formas de ver el mundo diferentes. Y ahí precisamente estuvo el interés del encuentro, en comprobar cómo la perspectiva de cada una de ellas plantea una solución particular a unos problemas comunes.

La situación que atraviesa la Comunitat ahora mismo es halagüeña. Con unas tasas de paro históricamente bajas, con un crecimiento económico potente y constante y con cierta tranquilidad política, el panorama balear se ve empañado en parte por circunstancias ajenas a la política, como son la sequía y la consiguiente crisis agrícola y ganadera. Pero hay mucho más. Gracias a una iniciativa emprendida inicialmente por Maria Antònia Munar, de Unió Mallorquina, el Govern de las Islas ha decidido transferir más poder "con nuevas competencias y más presupuesto" a los consells, con lo que se logra un significativo avance en una descentralización que tanto anhelaban desde Menorca y Eivissa.

Ése fue precisamente el punto en que más reivindicativas se mostraron ayer Joana Barceló y Pilar Costa, presidentas de Menorca y Eivissa: en exigir compensaciones a las islas menores por siglos de abandono y de prepotencia por parte de Mallorca. No les falta razón y, aunque todas se mostraron de acuerdo en que las transferencias llegan con retraso y en unas condiciones que casi no convencen a nadie, seguramente de aquí en adelante la situación no podrá más que mejorar.