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T odos recordarán la cantinela de las últimas elecciones generales, cuando casi todos los líderes de la derecha española demonizaban el pacto de izquierdas que gobierna Balears como bandera del fracaso. En estas circunstancias es fácil imaginar con qué cara recibirá el próximo día 24 José María Aznar en La Moncloa al president Francesc Antich. No es, desde luego, el mejor momento en las relaciones Palma-Madrid. Los ministros que nos han visitado no han hecho sino criticar la labor del Pacte de Progrés, en lugar de acudir con respuestas a los interrogantes que nos atenazan. El Gobierno de Madrid ha tardado casi un año en dar el visto bueno a la reunión y ahora, llegado el momento, nuestro president acudirá a la audiencia con una agenda repleta de temas pendientes para nuestras islas.

El Archipiélago está padeciendo especialmente en los últimos meses problemas conocidos, pero agravados, como la falta de agua a causa de una sequía rigurosa y fallos energéticos producidos por unas instalaciones obsoletas. Sin duda estos serán dos de los temas estrella que Antich planteará en Madrid y no sólo por protocolo, sino para exigir un compromiso por parte del Ejecutivo central a la hora de apoyar con financiación la solución de estas cuestiones pendientes.

Pero no queda ahí la cosa. Nuestra Comunitat Autònoma es una de las que lleva más retraso en el traspaso de competencias desde el Gobierno central y el president hará también alusión a este tema, subrayando la necesidad de contar con las competencias en sanidad para atajar algunos déficits que en este sentido padece Balears. Y ahí están también cuestiones como el transporte, el conflicto de los taxis, el plan hidrológico y hasta la puesta en marcha efectiva del régimen especial, que se hace de rogar.