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Ya lo dijo Mercedes Milá en un arranque de clarividencia: los que duermen con ella abandonan la casa. No es exactamente así: lo que ocurre es que la victimista modelo, una verdadera experta en encerronas, atrae hacia su tela de araña (el habitáculo) a sus futuras presas, con el fin de conocer perfectamente sus resortes a la hora de montarles el numerito. Pero resulta que Ismael se ha convertido en siamés de Iván, así que no está al alcance de sus zarpazos.

Por ello, hace más o menos una semana, realizó una primera intentona, soltando, como el que no quiere la cosa, que la única pareja verdadera que había en la casa eran ellos dos; claro que enseguida fingió rectificar para clarificar que no incurría en ninguna insinuación sexual, pero el venenito estaba echado: no quiero decir que seais gay, pero la única parejita... ta... ta.... No le funcionó como deseaba, entre otras cosas porque tenía en cartera el enfrentamiento contra Mabel Misericordiae para apuntillarla.

Pero ahora que Sor Ye-ye ya ha pasado a mejor vida, se ha decidido a actuar. Intuye que Koldo caerá él solito, así que ha empezado su exterminio por el gaditano, quien, según su versión, se ha metido con ella, causándole un gran dolor. Ania jamás argumenta que su oponente sea un cabrón, sino que evidencia lo desgraciada que se siente, para dirigir las iras de los votantes contra su objetivo. Podría salirle mal porque ella vende su desgracia e Ismael su gracia.