TW
0

La Conselleria d'Obres Públiques ha presentado un proyecto estrella que, en algunas de sus proposiciones, pone los pelos de punta. Anuncian los responsables del departamento que partiendo desde Son Ferriol podremos llegar a Algaida en doce minutos y a Montuïri en 18. Son sólo 25 kilómetros, pero la propuesta del Govern nos sorprende con nada menos que diez rotondas "una cada 2.500 metros" y cinco cruces, lo que ralentizará hasta el aburrimiento el tránsito en una carretera que hoy en día registra la nada despreciable densidad de veinte mil coches diarios y se prevé que llegue al doble en veinte años.

La «avenida rural», como la han bautizado en un intento por darle cierto aire encantador, será en realidad un auténtico atolladero para cientos de autocares, camiones y coches que tendrán que circular a velocidades ridículas. Obviamente, no se trata de reivindicar una vía que permita velocidades desorbitadas, pero sí un planteamiento que conjugue la seguridad con una velocidad adecuada.

El Govern ha pretendido cuadrar el círculo. Hacer un desdoblamiento o una duplicación de calzadas a partir del actual trazado de la carretera de Manacor presenta innumerables problemas técnicos. La solución ha sido un sucedáneo de autovía con una retahíla de rotondas. Como si no nos bastaran las rotondas que tenemos. ¿Se imaginan que sucedería si ahora se pretendiese eliminar la autopista de Inca, considerando que su construcción fue un disparate? ¿Se imaginan que, para sustituirla por una opción más ecologista, se proyectase desdoblar la carretera vieja de Inca? ¿Se imaginan los problemas técnicos que surgirían? Probablemente los mismos con los que se enfrenta el proyecto de la llamada «avenida rural» de Manacor.

Hay que ser realistas y afrontar la cuestión con sentido común. El proyecto del Govern puede ser adecuado para otro tipo de trayecto, pero no lo es para unir Palma y Manacor, que deben quedar enlazadas no por un paseo lento sino por una vía razonablemente rápida y segura.