El centro de Palma se llenó ayer de bullicio y de gente de todas las edades. Foto: P.BOTA.

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El primero de los días festivos de este mes de diciembre sorprendió a la ciudadanía con una atmósfera impoluta, un cielo azul brillante, el sol radiante y una temperatura ideal para echarse a la calle y caminar. El hecho de que los niños tuvieran los colegios cerrados también influyó en que miles de padres y abuelos escogieran ayer la sana alternativa del callejeo para pasar un día espléndido. Hubo incluso quien decidió acercarse a zonas marítimas tranquilas y captar algunos rayos de sol y mucho aire de mar, pero la indiscutible protagonista de este día de la Constitución fue la calle, las zonas peatonales del centro de Palma y, cómo no, su iluminación navideña.

Los puestos de venta de castañas albergaban colas de clientes esperando los calientes frutos a modo de merienda, mientras la Plaça Major, la calle Jaume II, Sant Miquel, la Plaça de l'Olivar y todos sus aledaños bullían desde media mañana hasta el anochecer de familias, bien abrigadas, que querían contemplar una vez más los puestos de pastorets artesanales para empezar a montar ya "estos días festivos son el momento ideal" el Belén doméstico. También el mercadillo instalado este año en el Parc de la Mar, por encontrarse en obras la Plaça d'Espanya, zona tradicional de ubicación, recibió muchísimas visitas.

Sin duda el ambiente navideño se ha instalado ya en Ciutat y, aunque muchas personas han aprovechado el puente festivo para viajar fuera o para pasar unos días en el pueblo, también Palma ha quedado bien nutrida. Lástima que los comercios permanecieran cerrados, porque muchos están esperando la ocasión para elegir ya el regalo de Reyes.