Los sindicatos se han concentrado hoy en Palma para mostrar su rechazo a la reforma laboral del Gobierno. | Teresa Ayuga

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Antes de conocer la respuesta en la calle de sus simpatizantes, CC OO y UGT iniciaron ayer en Palma las movilizaciones de sus delegados contra la reforma laboral decretada por el Gobierno. Y para agitar el debate, el secretario balear ugetista, Lorenzo Bravo, calificó de «fascista» al president Bauzá por afirmar en el Parlament que la intención de los agentes sociales es «seguir poniendo la mano».
En apenas veinticuatro horas, y convocando a sus delegados y liberados por vía telefónica, los sindicatos mayoritarios escenificaron ayer en la Plaça Santa Eulàlia una concentración contra la reforma laboral, a la que califican de «injusta para los trabajadores, ineficaz para la economía e inútil para la creación de empleo».
En declaraciones a los medios informativos, el líder balear de UGT, Lorenzo Bravo, quiso dedicar «una pìldora especial» al president Bauzá, que horas antes había criticado en el Parlament las subvenciones públicas a los sindicatos. «Ha dicho de manera muy facha que ponemos la mano -señaló-, porque es muy fascista este señor, y nosotros le contestamos que no ponemos la mano sino que como mediadores recibimos ayudas a las que tenemos derecho constitucional, y que por cierto nos las han ido quitando todas».
En términos más comedidos se expresó la secretaria balear de CC OO, Katiana Vicens, para quien la reforma laboral «es un ataque a la negociación colectiva y pretende individualizar las relaciones entre empresario y rabajador sin la mediación de los sindicatos, lo que supone un retroceso de tres décadas en las relaciones laborales».
La cita en Santa Eulàlia sirvió para publicitar la manifestación convocada por ambos sindicatos contra la reforma, que tendrá lugar el próximo domingo día 19 a las 12 horas, con salida de Plaça d'Espanya.
UGT reunió luego en su sede de Palma a un centenar de delegados, a los que el secretario confederal de Política Institucional, Frederic Monell, y su homólogo en Balears, Xisco Mulet, aleccionaron sobre «el atropello de dimensiones colosales que supone la reforma laboral».