La infanta Cristina recibe de manos del president Matas la medalla de oro de la Comunitat en presencia de Urdangarin. | ultimahora.es

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«Les manifiesto nuestra firme voluntad de ser unos dignos portadores del nombre de Palma, tal como esta ciudad y sus habitantes se merecen», dijo la infanta Cristina cuando recibió, en mayo de 1998, la medalla de oro de la Comunitat Autònoma de manos del entonces president del Govern, Jaume Matas. El acto tuvo lugar en sa Llotja en el marco de la visita oficial que el matrimonio realizó a Mallorca.

Fue el 20 de mayo de 1998 cuando los duques de Palma de Mallorca recibieron la máxima distinción que conceden las Islas, un galardón que según el decreto de concesión se justifica «en atención a los vínculos que les unen con nuestra Comunitat Autònoma y en reconocimiento a su tradicional vinculación con las Islas». La concesión también se justifica «en el afecto que el pueblo balear tiene por los reyes y sus hijos», además de «agradecer el gesto» del Rey al otorgar el ducado de Palma de Mallorca a la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin.

Situación compleja

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Retirar la medalla de oro concedida a Iñaki Urdangarin los duques de Palma de Mallorca no parece que sea jurídicamente factible, entre otras razones porque se concedió a ambos. En este sentido los expertos recuerdan que el ducado el Rey lo concedió a su hija, la infanta Cristina. Iñaki Urdangarin es, pues, el duque consorte.

No hay precedente en Balears de la retirada de una distinción de estas características concedida por el Govern, tampoco sobre el encaje jurídico que debería tener la propuesta lanzada por la portavoz del PP en el Parlament, Mabel Cabrer. No es tan sencillo como cambiar el nombre de una calle, como hizo el Ajuntament de Palma.

Todo indica que la fórmula en la que se trabaja desde el Govern hace referencia a una retirada «política» de la medalla de oro de Balears al yerno del Rey, condenando el uso público de la distinción. Poco más puede hacer contra Iñaki Urdangarin sin herir las susceptibilidades de la Familia Real –se trata de no mezclar en la condena a la infanta Cristina–, al fin y a la postre también ha sido retirado de la agenda oficial y de la página oficial de la Casa Real en internet. Un problema que, a la vista de los protagonistas, no tiene una solución sencilla.