Imagen de Archivo de Pedro Sánchez y Francina Armengol. | M. À. Cañellas

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El equipo de confianza de Francina Armengol y los funcionarios del Consolat han oficiado este miércoles por la tarde el ensayo general de la toma de posesión de Francina Armengol como primera mujer presidenta de las Balears, que será este jueves, a la 19.30 horas. El arranque del mandato de la política inquera comienza con un mal augurio: una exposición impide realizar el acto en el interior de Sa Llotja. Deberán hacerlo en los jardines, según las previsiones, soportando un calor sahariano que puede convertirse en inhumano para los trajeados y encorbatados, que serán muchísimos ya que están invitados los representantes de la sociedad civil isleña en su conjunto.

«¡Se nos van a desmayar más de dos!», comentaban la tarde de este miércoles varios miembros del equipo de Armengol. Acudirán Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, los dirigentes del PSC Pere Navarro y Miquel Iceta y estaban esperando la confirmación de Ximo Puig, el nuevo presidente valenciano, que tenía problemas de agenda.

Dentro del PSIB se habla mucho de las «buenas relaciones» entre Puig y Armengol, «que ya vienen de lejos dentro del partido y que ahora serán muy importantes en esta nueva etapa política. Habrá que hacer todo lo posible para incrementarlas porque vamos a articular estrategias políticas muy parecidas». Puig coincide con Francina en que la periferia tiene que ser mucho más reivindicativa ante Madrid en materia de financiación autonómica y también en la defensa de los valores propios, lingüísticos, culturales e históricos.

El PSC también está en esta línea, aunque su fuerza en el Principado es ahora muy inferior a la de los socialistas baleares y valencianos. La presencia del ministro de Justicia, Rafael Catalá, en el acto, ya puede servirle a Armengol para enviarle algún «mensajito» reivindicativo en su discurso.

En todo caso, su equipo le ha aconsejado a Francina que «no haga un discurso excesivamente largo porque los asistentes estarán sudando la gota gorda». Le han aconsejado a la nueva presidenta una perorata de «como máximo veinte minutos y si puede ser de un cuarto de hora, mejor». Ya se sabe que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y el discurso debe levantar los ánimos de los centenares de asistentes y no provocar mareos. Se espera un discurso «de altura», «conciliador», «firme» y «consciente de que Francina presidirá un Govern de coalición». El esqueleto del discurso ya fue enviado la tarde del miércoles a sus asesores. Se espera también que tenga más profundidad que el pronunciado en el Parlament el pasado lunes.

Sólo cava

Además de corta, la ceremonia será un acto «austero». Solamente se servirá a los presentes agua y cava para brindar. En la noche de los tiempos quedan las ceremonias en que se repartían palanganas de canapés a mansalva. Ya no existe aquella generosidad hacia los invitados que tanto gustaba a Jaume Matas, que tiraba la casa por la ventana. Ahora toca ajuste presupuestario. El corralito ya afecta a las bandejas.

Pedro Sánchez no pronunciará ningún discurso, pero se espera que sea «perseguido» por los setenta periodistas acreditados, con amplia profusión de micrófonos y cámaras.

El ensayo de este miércoles, al que no acudió Armengol, fue realizado meticulosamente para que la ceremonia durase «sólo una hora. El termómetro no da para más alegrías». Después, los socialistas se llevarán a Sánchez a la explanada de Es Baluard tras un paseo a pie por el Puig de Sant Pere, para un acto de compañerismo interno del PSOE. Sánchez era prácticamente un desconocido hace menos de dos años y ahora crecen sus posibilidades para alcanzar la presidencia del Gobierno el próximo otoño. La política es como la climatología, del frío y la lluvia al calor más asfixiante sólo hay un paso.