Miquel Vidal y José Ramón Bauzá. | M. À. Cañellas

TW
6

«En política o te quedas o te vas. Lo que no tiene sentido es querer manejar los hilos desde la distancia. Si se hace esto es porque se tiene algo que ocultar», comenta un miembro del sector regionalista del PP por la «obsesión casi enfermiza» que está demostrando José Ramón Bauzá para colocar a su secretario general, Miquel Vidal, como su sucesor interino hasta que el PP Balear celebre su congreso el año que viene.

También provoca risas entre los regionalistas «la manía que le ha dado a Bauzá para intentar evitar a toda costa que la sucesora interina sea Maria Salom. José Ramón va diciendo por aquí y por allá que Maria no quiere. En realidad está admitiendo que es él quien no la quiere». No le perdona que Salom se alinease con los regionalistas pidiendo su marcha inmediata. Ni tampoco le perdona que Salom tenga hilo directo con Madrid. Bauzá está muy dolido porque su imagen en la calle Génova «ha caído en pedazos y ahora se tiene que ir a hacer de telonero al Senado».

Maldice contra los «Judas» que han hablado mal de él a la cúpula directiva popular. José Ramón hizo un gran esfuerzo de imagen en Madrid acudiendo a las cadenas televisivas capitalinas de derecha dura recitando allí el discurso centralista que querían escuchar. La consecuencia es que se ha estrellado en las urnas baleares y en Madrid, como siempre, ignoran a los derrotados.

«Bauzá ha demostrado una vez más que es un mal estratega. Se ha equivocado al jugar tan fuerte a favor de Vidal para sucederle. Muestra su debilidad», afirman fuentes regionalistas. «Es él quien refuerza a Maria Salom con sus movimientos torpes y previsibles». Si asegura que Maria no quiere ser la sucesora interina, otros se acercan a ella para que acepte. «No ha comprendido que el objetivo final de este juego es humillarle, igual que él humilló a tantos compañeros de partido cuando era presidente. Y así le ha ido».

Martirio

Los regionalistas apuestan por Salom para martirizar a Bauzá, pero también hay chirigota para el caso de que salga designado Miquel Vidal. Hay convicción regionalista que «dos semanas después de ser nombrado, Vidal le girará la espalda a Bauzá. No le tolerará sus chillidos histéricos ni su predisposición al manu militari. Vidal lo mandará a hacer puñetas en cuestión de un mes, como mucho. En el fondo, lo traga menos que nosotros», dicen los regionalista.

Pero la pregunta fundamental sigue en el aire: «¿Porqué Bauzá quiere dejarlo todo atado y bien atado? ¿Porqué no quiere a nadie con mando dentro de la sede central que no sea de su gusto? ¿Porqué el gerente, Lloreç García Moll, es su gran protegido?», Esas son algunas de las claves de la batalla que se está librando.

«Pero si Bauzá se va y consigue dejar a Vidal en su silla, éste le clavará las banderillas negras y se irá con la mayoría regionalista para celebrar un congreso de unidad, que no lo dude el farmacéutico».