Son Dureta. | J. M. Giménez

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El complejo de Son Dureta lleva más de cuatro años en estado prácticamente de abandono. Son cerca de cien mil metros cuadrados construidos. El Govern tiene previsto poner en marcha un complejo socio sanitario para la tercera edad, pero la falta de disponibilidad económica y la escasa receptividad del actual Gobierno de Madrid, frenan cualquier solución. La conversión de este complejo socio sanitario costaría un mínimo de 120 millones de euros, reconoce la consellera de Salud, Patricia Gómez. Una cifra del todo inalcanzable para la actual disponibilidad del Ejecutivo autonómico.

El problema viene de su propia raíz. El complejo de edificios es propiedad de la Seguridad Social no del Govern. Solamente puede ser rehabilitado si se destina a usos sanitarios. De lo contrario, Madrid se negaría a ceder el complejo. Cualquier solución es altamente dificultosa. Rehabilitarlo en su totalidad supondría una capacidad enorme, con lo cual no se podrían poner en marcha en el futuro centros socio sanitarios similares en el resto de Mallorca, con lo cual los enfermos de la tercera edad de las zonas más alejadas de Palma se quedarían a mucha distancia de sus familias si todo se unificase en Son Dureta.

Otra solución podría ser reducir sus dimensiones, derribando el edificio del antiguo materno Infantil y el de consultas externas y dejando únicamente en funcionamiento edificio central. En este caso la rehabilitación podría ser de unos 90 millones, pero «derruir edificios y la problemática de escombros que genera sale hoy en día carísimo», señalan fuentes de la Conselleria. «Estamos en lo mismo: el dinero».

El problema es que el complejo abandonado se degrada día a día. Los equipos de seguridad que lo vigilan son pagados por el Govern. Este abandono produce importantes gastos. Dada la actual situación, el Executiu apuesta por esperar a un hipotético cambio de Gobierno en Madrid a partir del 20-D y que Son Dureta deje de estar en manos del PP de Madrid. «Solamente un incremento de las ayudas del fondo autonómico y una gran compresión por parte del Ministerio podría desatascar la situación».

En todo caso, tarde o temprano ha de llegar una solución o aquel grupo de grandes edificios puede convertirse en una vergüenza para Mallorca.