Mayeu Isern. | Joan Torres

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Este lunes hubo acto de apoyo a Mateu Isern como cabeza de lista al Congreso por el PP en el edificio de la ONCE de Palma. Fue todo un termómetro de lo que será esta campaña electoral en Palma. Hubo jefes rodriguistas junto a José María y Álvaro Gijón, pero los partidarios de Isern notaron frialdad. Los rodriguistas ponían cara de tostón y mirada de castaña, como si les hubieran obligado a ver una película de Igmar Bergman en vez de estar en un acto político electoral de su propio partido y en su propia casa.

No obstante, los isernistas hicieron un gran esfuerzo de captación de seguidores y lograron «gente nueva, afiliados que no solían acudir a este tipo de actos, Se respiraban ganas de renovación. Tuvimos que añadir sillas». Lo seguro que el rodrigato no se rompió los cuernos para que el evento fuese un éxito. Dicen que Jordi Llabrés, jefe del distrito del Pla, «sólo llevó una persona». También movieron muy poca gente otros jefes de distrito de José María, como Fernando Rubio del Casc Antic, Cipriana de Aragón o incluso Sandra Fernández de s'Horta. No obstante, Rodríguez arengó a sus leales, pese a que no habían organizado las tradicionales cochadas. Por allí estaba Álvaro Gijón, secretario general de Palma, el cual, según aseguran varios asistentes, «se fue antes de terminar el acto».

A Isern se le vio satisfecho. La gente le aplaudía cuando pidió «renovación en todos los órdenes y mirar al futuro y no al pasado». Algunos de los miembros de su equipo, como Gaspar Oliver o Aina Aguiló, habían conseguido traer a mucha gente Norit, políticamente limpia y fragante. El objetivo se había logrado. Esta campaña de cara a las generales se considera dentro del PP-Palma como el prólogo de la lucha por controlar la organización en el congreso del año que viene, que podría suponer «la definitiva jubilación de José María».

En consecuencia, el resultado que obtenga el PP en la capital el próximo 20-N se convertirá en una radiografía de lo que podría pasar unos meses después. Oficialmente, los rodriguistas se han comprometido a cerrar filas en torno a las listas del PP al Congreso y el Senado pese a que la calle Génova les ha vetado y triturado a Álvaro Gijón, delfín de José María. El compromiso rodriguista, de boquilla para fuera, es «trabajar» y movilizar a sus gladiadores para que pasen a formar parte de los equipos de interventores y apoderados. De puertas adentro hacen vudú contra Isern con agujas como tachas. Para darle colorete al disimulo hacen algún movimiento de galería. Por ejemplo, Fernando Rubio se ha pasado por la sede un día de esta semana y se le ha visto una hora pegado al teléfono haciendo llamadas, más serio que un poste, «Nadie podrá decir jamás que se están tocando la gaita a poco más de dos semanas de las urnas. Pero se mueven bajo mínimos, con un goteo calculado, Un gran resultado de Isern en Palma se convertirá en el aldabonazo de salida para el cambio interno. Y lo saben».

Habrá otros termómetros. Este jueves el acto se celebrará en s' Escorxador, territorio Rodríguez de cabo a rabo. Se examinarán las caras de los asistentes una a una. Se examinará la llegada de gente Norit, Se analizará si el rodrigato mueve tropa o si continúa en estadio de semivaguitis. Se pesará y calibrará la llegada de afiliados de base que jamás participaban en este tipo de actos. El pulso es duro. Y los regionalistas de la Part Forana y Madrid lo saben. Podría haber un buen follón si el PP perdiese un diputado en Balears por unos malos resultados en Palma. Culparían a Rodríguez. Estonces Isern y los que están a su lado, comenzando pro Francesc Fiol, podrían tener las manos libres y mucho apoyo externo para darle la vuelta a la tortilla «les guste o no les guste. Con su pasividad, les puede salir el tiro por la culata. La moneda está en el aire, pero en las dos caras se encuentra el relieve de Isern. Vaya bien o mal la cosa en Palma, Rodríguez pierde».