Unos operarios recogiendo unas sillas en el primer día de la nueva recogida de trastos. | M. À. Cañellas

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La primera noche del nuevo servicio de recogida de trastos transcurrió en orden y sin altercados: aunque no hubo grandes aglomeraciones de enseres en las calles, todos acataban la normativa de Emaya. Al inicio del servicio los operarios que circulaban en Santa Catalina y Son Armadams pudieron recoger trastos de diverso volumen, como sillas y cajoneras.

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Este martes era el turno de recogida en el que están asignados más barrios: un total de 26, entre los que, además de las barriadas del centro, se incluían zonas como Son Sardina, Son Dureta o el Secar de la Real. El servicio cuenta ahora con seis vehículos equipados con plataforma eléctrica para no hacer ruido durante la recogida y cada brigada cuenta con una persona más de las dos que había hasta ahora, una plantilla total de 18 operarios.

Otro de los cambios en el modelo es que se suprime el límite de bultos de los que cada persona se puede deshacer, que hasta ahora eran tres. Sin embargo, sigue habiendo objetos que no se recogen a través de este servicio, como los electrodomésticos, los escombros y todos aquellos residuos que pueden tirarse a los contenedores de reciclaje.