Shella Badaseraye y su hija Anahí Enríquez. | Pere Bota

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Anahí Enríquez Badaseraye cumplirá pronto 10 años. Al nacer le faltó oxígeno y durante 15 horas sufrió ataques epilépticos que la afectaron gravemente. Tiene parálisis cerebral y un 98 % de discapacidad reconocida por la Conselleria de Serveis Socials i Cooperació. La pequeña, que consiguió dar sus primeros pasos gracias a las continuas sesiones de rehabilitación y el gran empeño que ella pone en mejorar, necesita ayuda para continuar con su recuperación y poder mantener una cierta calidad de vida.

La madre de Anahí, la joven nigeriana Shella Badaseraye, ha puesto en marcha la campaña Una esperanza para Anahí, con el objetivo de recaudar fondos para llevar a cabo nuevas terapias como el método Therasuit (un programa intensivo de ejercicios pediátricos para pacientes con parálisis cerebral y trastornos neuromotores) y, si los médicos lo aconsejan, una miotenofasciotomía (una técnica para tratar los problemas musculares de los pacientes con secuelas de parálisis cerebral) con el equipo del doctor Igor Nazarov en Barcelona.

«Mi hija siempre ha necesitado ayuda para todo: lavarse, vestirse... para todo lo que es la vida diaria», explica Shella, que está separada del padre de su hija, que reside fuera de las Islas y que, además, ya tiene otra familia. Si el día a día de una madre soltera es complicado, todavía lo es más, cuando la menor es una persona con parálisis cerebral. «Hasta hace poco he tenido dos trabajos para poder pagar los tratamientos que necesita. Ahora trabajo en la cocina de un hotel de las 5.00 de la mañana hasta las 13.00 horas y tengo que pagar a una canguro para que la cuide mientras yo estoy trabajando», explica la madre de Anahí.
«Mi hija va a ASPACE, centro especializado en niños con parálisis cerebral, varios días a la semana, y a Sant Francesc d’Assís, el resto de las semana», añade Shella.

«Pido ayuda para poder continuar dando tratamiento a mi hija, mi economía no da para más, soy mileurista, trabajo de temporada, y sólo tengo la ayuda de 380 euros mensuales que percibe mi hija a través de la Ley de Dependencia. Pago alquiler, a la canguro, los gastos de la casa, los alimentos... y ya no puedo hacer frente a ningún pago más», reconoce con tristeza. Lo que más le preocupa a Shella es «que mi hija pueda vivir muchos años y lo más sana posible» y por ello no ha dudado en poner en marcha la campaña a través de la redes sociales y acudir a Ultima Hora, «aunque me da un poco de vergüenza» ha pedir ayuda. La gente que quiera colaborar puede ponerse en contacto con ella a través de la página de Facebook Una esperanza para Anahí o llamando al 627 858 336.