Biel Barceló. | Toni Escobar

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El flamante vicepresident del Govern y responsable de Turisme, Biel Barceló, a su vez líder de Més, debe reaccionar rápido. El GOB ya le ha puesto en el punto de mira en estos días de agobio y masificación de turistas como jamás se había vivido en Mallorca. La raíz del problema es el alquiler ilegal de apartamentos, pisos, chalets, casas rústicas y demás flora y fauna inmobiliaria, que alquilan a turistas por semanas o quincenas y que no están dados de alta en la Conselleria, o porque no quieren o porque el inmueble que alquilan no se lo permite. Ahí está la raíz del problema. Otro punto caliente son los cerca de cien mil coches de alquiler que pululan para arriba y para abajo de un Archipiélago en la que en temporada alta ya no cabe más gente.

Barceló ha trabajado de lo lindo este último año, pero aún no ha conseguido cerrar la normativa de alquiler turístico en su conjunto. Tanta lentitud le puede generar problemas. Barceló no tiene ni ley, ni medios humanos suficientes para poner un pelín de orden. O al menos para demostrar que existe la Conslleria de Turisme. En las Islas se alquila a go go, desde Pollença a Son Espanyolet (Palma) y desde la Serra Nord a la punta Sud. Menos mal que en Cabrera no se puede edificar porque sino hasta allí llegaría el fenómeno. Además, los alquileres han servido a muchas familias isleñas para resistir la crisis. Pero el problema es mucho más profundo: el negocio a través de internet está controlado por empresas extranjeras especializadas que manejan redes enormes de oferta y una inmensa cartera de clientes. Ellos son los que controlan de manera directa o indirecta los flujos de dinero. Está creciendo una burbuja que recuerda a la del ladrillo de hace una o dos décadas y que acabó como el rosario de la aurora.

La principal misión de los poderes públicos es ajustar la realidad económica a la legalidad. Si no lo hacen, pierden mucho de su sentido y acaban por distorsionar el mercado, convirtiéndolo en una ley de la selva.

En los hoteles se cobra la ecotasa. pero en toda la oferta de alquiler ilegal, no. Tal disfunción puede generar problemas. De la misma manera, el abuso de las infraestructuras hasta hacerlas envejecer antes de tiempo también puede salirle muy cara a una comunidad endeudada. Vienen más turistas que nunca, las Balears están saturadas pero la renta per cápita isleña está por debajo de otras autonomías más inteligentes o más tranquilas.

En Barcelona, Ada Colau ha clausurado 260 pisos de alquiler ilegal a turistas. Eso es impensable que pase aquí. ¿Con qué norma basarse si aún Turisme no la ha sacado adelante? El GOB lo recordaba este jueves de manera indignada. Biel Barceló debe ponerse las pilas porque además está al frente de una coalición que defiende la sostenibilidad turística y la diversificación económica. Las ideas se demuestran en la práctica. Y en esto está Barceló, con el toro embistiendo. O desarrolla pronto la nueva normativa y aplica la que ya tiene, o le van a estallar unos sanfermines a destiempo. (Y aparte está Montoro, que se lleva cada año más del cinco por ciento del PIB Balear para repartirlo entre otras autonomías más listas).