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Los conventos de clausura de Palma constituyen un legado patrimonial de gran importancia que puede ser utilizado como un aliciente importante a la hora de atraer a un perfil turístico muy concreto, cultural y religioso, que no es precisamente el preponderante en la capital balear.

Esta es una de las conclusiones de la tesis doctoral de Margarita Novo Álvarez, defendida en la Universidad de les Illes Balears (UIB).

El trabajo realiza un diagnóstico de la situación actual. Si bien los conventos constituyen «enclaves cerrados, ajenos a la vida y las dinámicas urbanas próximas», la crisis de vocaciones por un lado, y la necesidad de crear y diversificar productos turísticos en el centro histórico, por otro, abren una vía de posible colaboración que merece ser considerada.

Para conocer las potencialidades de estos recintos, la tesis apuesta por un alto componente aplicado, que a través de entrevistas con las propias comunidades ha indagado en los modelos de gestión del patrimonio, atendiendo además a elementos como la crisis económica y otras problemáticas actuales.

Palma se estrenó como ciudad conventual en el siglo XIII, a partir de la conquista cristiana, llegándose a contabilizar más de veinte conventos en el siglo XVII.

Estos elementos determinaron fuertemente el modelo de la antigua ciudad intramuros y, en general y a pesar de las transformaciones y adaptaciones a lo largo del tiempo, sus núcleos conservan hoy un alto grado de integridad.

La tesis ha sido dirigida por la doctora Mercè Gambús, del Departamento de Ciencias históricas y Teoría de las Artes.