Los acusados, llegando a la Audiencia Provincial de Palma. | Jaume Morey

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Uno de los feligreses que se encontraban presentes en la iglesia de Sant Miquel de Palma cuando, el 9 de febrero de 2014, interrumpieron una misa entre pancartas y gritos a favor del aborto libre y gratuito ha manifestado, durante su declaración en el juicio por estos hechos, que los manifestantes -«de veinte a treinta»- entraron «en tropel» en el templo «pegando gritos» y profiriendo «frases injuriosas». Algo que, ha asegurado, «nunca habíamos visto».

En su comparecencia como testigo, el religioso, feligrés desde hace 21 años y quien se ha definido como un «monaguillo moderno que ayuda al sacerdote», ha recordado que él se encontraba en el atril cuando accedieron los proabortistas al edificio, en el que había «unas 200 ó 300 personas». «La celebración quedó totalmente paralizada», ha manifestado.

El testigo ha manifestado que los activistas proclamaban expresiones «injuriosas contra la Iglesia» y, tras diez o quince minutos de «algarabía», «intentamos que se apaciguara todo». Después, ha apuntado, la misa «continuó como si nada».

Por su parte, uno de los asistentes que se encontraban ese día escuchando la eucaristía, ha recordado el «gran alboroto» que se produjo, si bien ha asegurado no recordar qué gritaban los activistas puesto que, «por más que quiera, el catalán no lo entiendo bien y no sé lo que decían. Algo de rosarios».