El fiscal anticorrupción de Balears y del caso Nóos, Pedro Horrach, junto a la directora de la revista Vanity Fair, Lourdes Garzón, durante el desayuno informativo en el que ha participado, a pocas semanas de que se conozca la sentencia del caso. | ALVARADO

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El fiscal del caso Nóos Pedro Horrach ha opinado que «sería una sorpresa» que condenaran a la infanta Cristina y que ello supondría «la primera vez en España, no solo que se sienta en el banquillo una persona por hechos similares a este, sino que además es condenada».

Horrach ha respondido a los periodistas en un desayuno organizado por Vanity Fair y ha hablado de su experiencia en el juicio de Nóos, «un gran hermano», ha dicho, de Manos Limpias y su papel acusador en el proceso, de Jaume Matas y hasta del exministro Jorge Fernández Díaz.

La infanta ha centrado muchas de las preguntas y Horrach, que no la acusa en el juicio al entender que no cometió delito fiscal por las actividades de su marido, Iñaki Urdangarin, ha mantenido su opinión de que nunca tenía que haber estado sentada en el banquillo.

El de la infanta es, a su juicio, «uno de los casos donde la presunción de inocencia saltó por los aires desde el minuto uno que estuvo imputada», ya que los medios de comunicación se dedicaron, ha dicho, a «magnificar cualquier dato que en circunstancias ordinarias era nimio e insignificante».

Sobre las críticas a su persona por no acusarla, ha recordado que le llaman «el abogado defensor de la infanta». «Qué le voy a hacer, asumirlo con humor», ha añadido.

El juicio fue, ha dicho, «de mucha tensión» y en algunos momentos se vivió como «un Gran Hermano», ya que se retransmitía de manera parecida al «reality show» del mismo nombre (con las mismas cámaras, ha bromeado) y eso contribuyó a crear nerviosismo en las partes, incluido en el tribunal.

Otro de los aspectos que ha criticado del juicio es la actuación del tribunal de cara a Manos Limpias, la única parte que acusa a la infanta y que está siendo investigada en la Audiencia Nacional por extorsión con sospechas de que intentó obtener dinero a cambio de retirarle la acusación.

En su opinión, se le podía haber retirado como acusación popular acudiendo a la figura del fraude de ley, en vista de que, al comienzo del juicio, retiró «sorpresivamente» los cargos a Miguel Tejeiro (exsecretario del Instituto Nóos) argumentando que era una «decisión estratégica».

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«¿Cómo puede retirarse una acusación de 8 años aludiendo a motivos estratégicos?», se ha preguntado Horrach, para quien el que no se cuestionara este aspecto es un ejemplo de «la falta de coraje en jueces y tribunales» que existe en España.

«Por eso estamos donde estamos», ha opinado, y ha criticado que se equipare el papel de las acusaciones populares al de la Fiscalía: «Hasta aquí podíamos llegar».

El fiscal ha reconocido que el juicio de Nóos le ha pasado factura, sobre todo, ha destacado, teniendo en cuenta que vive en un sitio «pequeño» como Mallorca. «Sí, me ha marcado, he llegado a cierto punto de hastío profesional», ha asegurado.

Este hastío le ha llevado a dejar el cargo para dedicarse a la abogacía y fundar su propio despacho, algo que no hará hasta que se publique la sentencia, que espera esté lista para finales de año.

Horrach también ha hablado de las conversaciones de la Fiscalía, ahora más «esporádicas», con la defensa del expresidente balear Jaume Matas de cara a un pacto que afecte a las piezas del caso Palma Arena en las que está imputado y también al caso Son Espases.

«No se si va a fructificar, pero tenemos las puestas abiertas siempre a que se pueda recuperar el dinero para las arcas del Estado», ha dicho al respecto.

El fiscal ha opinado también sobre asuntos mediáticos como las grabaciones al exministro Jorge Fernández Díaz o, más en el ámbito local, la destitución del director general de la Abogacía de Baleares por la retirada de la acusación contra Matas en dos piezas del Palma Arena.

Ambos casos son ejemplos, ha dicho, de una «utilización perversa de las instituciones para fines políticos» y, en el caso de Fernández Díaz, ha criticado que haya pasado tanto tiempo entre que salieron a la luz las conversaciones con el exdirector de la Oficina Antifraude de Cataluña Daniel de Alfonso y su cese como ministro.