Huertas habla con Thomás en el último pleno. | Joan Torres

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La presidenta del Parlament, Xelo Huertas, se fue de vacaciones convencida de que todavía le quedan muchos días en el cargo. De hecho, en diferentes conversaciones con su equipo más próximo y con personas con las que se ha reunido dentro y fuera de la Cámara, el mensaje que traslada es siempre el mismo: que no va ser fácil echarla.

Después de que se confirmara el pasado jueves su expulsión definitiva, Huertas se comprometió a guardar silencio durante unos días. Siempre supo que cuando llegara la resolución de Madrid, su partido no tendría tiempo para promover su relevo ya que habría terminado el periodo de sesiones y que cualquier reunión extraordinaria de grupo parlamentario debía ser convocado con siete días de antelación.

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Reunión frustrada

El jueves por la tarde, después de la comparecencia de la representante legal de Podemos, Aina Díaz, el malestar de Més y PSIB por lo sucedido durante el pleno de Presupuestos, aumentó en vez de disminuir. Jarabo habló con representantes de ambos partidos y se frustró la reunión que habían decidido celebrar al día siguiente.

La propuesta en la que trabajan representantes de PSIB y Més, es que hay un modo de evitar que sea Huertas la que organice el orden del día de la Mesa que tendrá que darse por enterada de que ya no está en el grupo de Podemos. La interinidad, sino, se podría mantener hasta febrero.