Una mano sostiene un cigarrillo en el interior de un bar, imagen habitual hasta la ley antitabaco de 2011. | Pere Bota

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El 1 de enero de 2006 entró en vigor la primera ley antitabaco. Las medidas más notables fueron la prohibición de fumar en sitios donde anteriormente sí estaba permitido, como en los centros culturales y lugares de trabajo.
En los bares, la ley especificaba que en los locales de menos de 100 metros cuadrados, el dueño podía elegir si permitía o no fumar en sus negocios. Se calcula que el 90 por ciento de los locales de menos de 100 metros cuadrados escogieron el tabaco.

En los locales de mayor tamaño, se permitió a los dueños separar dos espacios para fumadores y no fumadores, siempre y cuando el espacio libre de humos ocupase, como mínimo, el 70 por ciento de la superficie del local.

La ley antitabaco de 2006 estuvo envuelta de una enorme polémica, desatada en gran parte por el sector de la hostelería. Los dueños de estos negocios acusaban al gobierno central de que sus negocios entrarían en crisis porque la clientela bajaría o acudiría a locales donde se permitiese el uso del tabaco.

Ahora, diez años después de la promulgación de esta ley, los hoteleros están mucho más tranquilos. A pesar de haberse promulgado cinco años después la segunda ley antitabaco que prohibía fumar en todos los locales, los negocios se siguen manteniendo.

La mayor parte del sector asegura que «en su momento esta medida se sufrió». Las terrazas han sido el salvavidas de muchos negocios, que han alargado la temporada, en algunos casos hasta cubrir los 12 meses.