TW
11

Un estudio de la Universidad de Barcelona (UB) ha demostrado que las arañas nemesia -un género de migalomorfas de distribución mediterránea, en el que se incluyen las tarántulas- se originaron en la Península Ibérica y se establecieron en Baleares mediante los puentes de tierra que en sucesivos momentos geológicos (mediante movimientos de las placas tectónicas) conectaron y desconectaron las Islas con el continente.

El trabajo científico, liderado por el profesor Miquel A. Arnedo y la doctora Elisa Mora, del Departamento de Biología Evolutiva, establece que hace más de once millones de años, los antepasados de las actuales nemesias de Baleares se extendían desde la cordillera Bética hasta el territorio que acabaría disgregándose para formar las islas actuales.

Los investigadores de la UB han utilizado técnicas genéticas de filogenia molecular para establecer las relaciones evolutivas entre las nemesias de las Islas y las peninsulares, y han comparado los resultados con los movimientos tectónicos, bien establecidos por la geología, que dieron forma a la orografía mediterránea.

Arnedo explica que «la primera fragmentación se produjo durante la transgresión marina del Tortoniense -hace entre 11,6 y 7,2 millones de años-, momento en que se aislaron los ancestros de algunas de las especies que se distribuían por la masa continua que constituían las Baleares con la Bética».

«Hace entre 5,9 y 5,3 millones de años, las islas se conectaron de nuevo con la Península debido a lo que se conoce como crisis de salinidad del Messiniense, es decir, la desecación del Mediterráneo que siguió el cierre temporal de los antiguos corredores que conectaban con el océano Atlántico», señala el investigador.

Esta reconexión temporal de las Islas fue la vía por la que el género de arañas migalomorfo (Iberesia) llegaron hasta Mallorca, y más adelante, a Menorca. «En las glaciaciones cuaternarias, sus ancestros aprovecharon el descenso del nivel del mar, que permitió conectar Mallorca y Menorca para colonizar esta última isla», aclara.

Según el investigador, estos resultados corroboran la falta de «capacidad dispersiva» de este grupo de arañas y demuestran «de nuevo la relevancia de los movimientos tectónicos en la configuración de la diversidad actual de la cuenca mediterránea».