José Ramón Bauzá. | Pere Bota

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El congreso regional del PP se anuncia caliente e intenso. Será convocado el Día de los Enamorados, 14 de febrero (fecha arriba, fecha abajo), justo después del gran encuentro nacional donde se hará la ola a Rajoy. Pero en Balears se anuncia pelea. De moneto, todo hace pensar que Company va de cabeza a la victoria.

Miembros de otras candidaturas aseguran que en las últimas semanas se está produciendo una «sospechosa» afiliación de payeses al partido, ya que todos los que lo hagan antes de San Valentín tendrán derecho a votar. Incluso se comenta que un payés de s'Arajanssa se ha cabreado y ha dado pataletas cuando le han pedido los datos y le han invitado a convertirse en flamante afiliado al partido.

«Aquí el más tonto hace relojes», se comenta en la sede central de Palau Reial. Si por Company fuese, votarían hasta las patatas», se comenta. Se supone que el resto de aspirantes intenta hacer lo propio.

Por su parte, José Ramón se ha puesto el paracaídas. Hace unos días se subió a un avión y desarrolló acto preelectoral en Maó ante una treintena de veteranos menorquines. Según se runrunea en el PP, le acompañaba Carlos Delgado, que prepara su regreso al poder en Calvià, donde no tiene ni mucho menos asegurado el poderío de antaño. José Manuel Ruíz pesa mucho y, encima, tiene una extraordinaria habilidad para hacer amigos.

Mientras, Aina Aguiló continua pidiendo a Madrid que le den carpetazo a su suspensión cautelar de militancia tras el incidente de la noche de Navidad del 2015 con el por entonces secretario general, Andreu Ferrer, que fue finalmente fulminado por Miquel Vidal.

Si este carpetazo llega antes del Día de los Enamorados, Aina se presentará a candidata a la presidencia. Fuentes de la dirección del partido indicaron que «es más que probable» que se produzca este perdón en los próximos días. La presencia de Aína Aguiló distorsiona la candidatura de José Ramón y hay interés político en facilitarle el camino. Aina ha visto vivero de votos entre las bases populares que se sienten huérfanas de cariño, sobre todo en la bahía de Palma, y hacia ellos se dirige pidiendo apoyos, sin desmayo y hora a hora.

Hasta aquí es un proceso político normal, con Miquel Vidal, aparentemente distante, ejerciendo de cardenal primado a punto de ascender a los cielos y repartiendo bendiciones a diestro y siniestro. Vidal huele a incienso, a demasiado incienso. Hasta asfixia tanto incienso.

Porque todavía restan incógnitas. El congreso se celebrará en 24 y 25 de marzo. ¿Pero habrá traca verbenera antes del dia de Sant Josep? Ésta es la cuestión. ¿Se alzarán imparables las llamas de un fogueró justiciero que todo lo trastoque? Ahí se esconde el dilema.

El rumoreo popular insiste en que hay un petardo activado en el triángulo Palma-Campos-Pollença. Incluso se insinúa que al triángulo le ha salido una colita en Alaró. Pero de momento todo son habladurías sin mayor trascendencia.

Company va embalado. El regionalismo ha formado destrás de él. Busca apoyos hasta debajo de las tomateras, entre melonares y es capaz de reptar debajo de una higuera para arañar un voto. Se reúne con todo lo que se le pone delante. Utiliza términos futbolísticos para clarificar y simplificar sus mensajes. Intenta ser llano y directo.

Por su parte, Aina Aguiló va directa a los de abajo, les explica que su sueño es un partido mucho más participativo y franco, donde se escuche a todo el mundo y se cuente con todos. Y Bauzá sigue siendo Bauzá. intenta mantener adeptos con su línea ideológica de derecha pura y dura. Es una manera de pensar y de actuar que armó un cacao descomunal en el Archipiélago cuando era president. «Pero que sin duda imanta seguidores». dicen en Palau Reial.

Quedan apenas dos meses. El tiempo vuela. Los aspirantes pedalean a ritmo frenético de Tour de France. Pero en el ambiente flota un aroma raro, a pólvora, a mecha y a cerilla. El tiempo dirá si sólo se trata sólo de una neura colectiva o si habrá susto de última hora.