Imagen actual de la Platja de Palma, completamente llena de hoteles y viviendas residenciales, muy diferente a las primeras décadas del siglo XX. | Ultima Hora

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La Platja de Palma. Evolució Històrica i Planejament Urbà es el título del libro que Manuel Cabellos (Palma, 1944), acaba de publicar. En él, este arquitecto y funcionario del Ajuntament de Palma ya jubilado elige el orden cronológico, divido en cinco fases, para facilitar la comprensión de cómo nació y evolucionó la zona pionera en el turismo de masas de Mallorca y una de las primeras a nivel estatal.

· Primera fase (1864-1905). Cabellos explica que antes de 1864 la costa era utilizada con finalidades económicas extractivas de alga. En el censo de 1888 aparecía por primera vez población residente y un núcleo denominado les Cases dels Republicans, constituido por 14 viviendas.

· Segunda fase (1905-1947). En estos años, el actor principal fue el veraneante local y «la demanda de infraestructuras para favorecer la accesibilidad con Palma y Llucmajor y la construcción de viviendas y casas de veraneo caminaron paralelas». El fenómeno de las parcelaciones empezaba a estar presente.

· Tercera fase (1947-1973). Llegan los años del ‘boom’ del turismo. «A principios de los ‘50 los vuelos regulares eran un lujo para los trabajadores, «para poder satisfacer esa demanda nacieron en Europa operadores turísticos capaces de organizar el transporte masivo de usuarios a bajo precio».

· Cuarta fase (1973-1992). Durante estos años los operadores turísticos «continuaban trasladando turistas año tras año y los hoteles se seguían llenando». Se estaba generando mucha ocupación, lo que atrajo muchos trabajadores del campo, de Balears y de la Península, «que fueron supliendo con voluntad la falta de formación y experiencia». Esta fase planteó nuevos desafíos, «como la consolidación y mantenimiento de las infraestructuras y la profesionalización de los servicios turísticos».

· Quinta fase (1992-2010). A partir de 1990 se produjo una notable estabilización de la oferta hotelera y residencial, un indicador que expresaba el carácter de destino maduro que por entonces ya era la Platja de Palma.