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Los dulces mallorquines son bombas de azúcar. Mientras que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda no superar los 25 gramos de azúcar al día, un 'cremadillo' mallorquín de chocolate duplica esa cantidad. Las proporciones de una dieta correcta son, según la OMS, 55 por ciento de carbohidratos, 30 por ciento de grasas y 15 por ciento de proteínas. Del porcentaje de carbohidratos, se estima que los azúcares deberían ocupar sólo de un quince a un cinco por ciento.

Josep A. Tur, catedrático de Fisiología de la UIB y jefe del grupo investigador de Ciberobn, asegura que «los azúcares simples son necesarios en nuestra dieta porque nos proporcionan energía instantánea, pero lo ideal sería que no sobrepasasen el diez por ciento en una dieta equilibrada, que vienen a ser unos 25 gramos».

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En la actualidad, la dieta contemporánea es demasiado alta en azúcares, con los problemas que esto conlleva: diabetes, obesidad, sobrepeso, caries... Esto se debe a que el agitado nivel de vida actual no permite cocinar sano y llevar la dieta mediterránea de manera adecuada. La proliferación de alimentos envasados y preparados tampoco ayuda a regular nuestros niveles de azúcar.

A pesar de que la dieta tradicional de Balears es beneficiosa para la salud, el problema está en los alimentos eventuales, que sí tienen una carga de azúcar importante. Por ejemplo, por cada 100 gramos de ensaimada sin relleno hay 21,4 gramos de azúcar, más de una quinta parte. Aunque los expertos aseguran que los dulces típicos son alimentos que se consumen de manera eventual, las pastelerías venden ensaimadas como dulce típico para desayunar.