La decisión del presidente del Parlament ha tensado los ánimos entre los grupos de la Cámara. | Teresa Ayuga

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Todos los grupos del Parlament, incluido Podemos, han criticado el «error» del presidente del Parlament, Baltasar Picornell, quien, haciendo una interpretación sin precedentes del reglamento de la Cámara y sin asesorarse con los servicios jurídicos, ha decidido celebrar a puerta cerrada una moción en materia de transparencia presentada por el PP.

El origen de la situación se encuentra en una enmienda presentada por Podemos, en la que se solicitaba la dimisión del diputado del PP Álvaro Gijón.

Picornell ha pedido a los medios de comunicación y al público asistente que abandonaran la sala de plenos amparándose en el artículo 68 del reglamento interno, que recoge como excepciones de sesión pública cuando se traten cuestiones concernientes al decoro del Parlament, de los miembros o a la suspensión de un diputado.

Este hecho ha provocado malestar y comentarios en los pasillos por parte de todos los grupos políticos, sin excepción.

Así por ejemplo, la portavoz popular Marga Prohens, en una clara falta de respeto hacia el presidente del Parlament, ha declarado sobre Picornell que «si quiere montar circos, se vaya a Fornalutx», en alusión a la protesta animalista en la que participó en su día, y por la que fue multado a pagar 601 euros por resistencia a la autoridad.

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Por su parte, el líder de Ciudadanos, Xavier Pericay, ha manifestado que lo sucedido ha sido «algo absolutamente insólito», que no había pasado nunca, calificando de vergonzosa la actitud del presidente y considerando que responde a la actitud «consentida» de los partidos del Pacte.

Se ha aplicado el reglamento «de manera estricta»

Baltasar Picornell ha comentado brevemente a los periodista que se ha aplicado «de manera estricta» el Reglamento del Parlament entre tres «escenarios» posibles.

Posteriormente, Picornell ha emitido un comunicado en el que hace hincapié en su desacuerdo con el punto del reglamento que ha aplicado de manera «literal», en el que se establece que un debate será secreto si afecta al «decoro» de un diputado, como a su juicio ocurría en este caso respecto a Álvaro Gijón.

El presidente afirma que los servicios jurídicos de la cámara le han «proporcionado las diferentes interpretaciones posibles» y él ha optado por la que suponía expulsar a público y prensa del hemiciclo porque la aplicación estricta del reglamento es su compromiso «desde el primer día» en que asumió el cargo.

Sin embargo, ha insistido en su convicción de que «todos los debates y decisiones que se tomen» en el Partlament «deben ser públicos y transparentes», lo que pone de relieve la necesidad de modificar el reglamento para que «ningún debate ni decisión se sustraiga a la soberanía popular».