Jaume Llull se jubila y no ha encontrado a nadie que se haga cargo de la pastelería. | Pere Bota

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Otro comercio emblemático cerrará sus puertas para siempre. Tras 64 años de actividad, la pastelería Llull, en la calle 31 de Desembre, de Palma, sirve sus últimas delicias. Jaume Llull, propietario del establecimiento, se jubila y no ha encontrado a nadie que quiera hacerse cargo del negocio. El panadero nos cuenta la historia de una de las panaderías más célebres de Palma.

«Antes de que llegara mi familia aquí, sólo vendían pan; pero cuando mi padre, Miquel, se hizo cargo del establecimiento empezó a hacer coques de trempó, pasteles, ensaimadas y poco a poco empezó a tener un nombre. Tanto él como yo nos hemos preocupado de innovar, en mejorar la técnica y ofrecer productos nuevos a nuestra clientela», cuenta el veterano repostero.

Crisis

Jaume Llull reconoce que «los últimos años han sido un poco duros por culpa de la crisis y he decidido jubilarme. La pastelería se basa en la tradición. Quienes quieran probar por última vez sus cremadillos y doblegats lo podrán hacer hasta el próximo 23 de abril, cuando la pastelería cerrará definitivamente.