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Tomarse un café en una terraza ya era posible en Mallorca a primera hora de este lunes. Dos meses después, el bar del barrio vuelve a levantar la barrera, enciende la cafetera y la terraza medio llena -sólo pueden abrirla al 50%- es el indicativo de que hemos entrado en una nueva fase del plan de desescalada diseñado por el Gobierno ante la pandemia de la COVID-19. Los que han abierto lo han hecho con ganas, con las mesas ocupadas prácticamente todo el tiempo, pero alertan de que esta situación no es sostenible mucho tiempo. Por contra, otros bares siguen cerrados, quizá se preparan para abrir en los próximos días o semanas, esperando a que su reactivación sea más rentable, o quizá sean esas otras víctimas, las económicas, de la pandemia.

La fase 1 nos permite recuperar después de más de ocho semanas algo de nuestra normalidad, aunque diferente y marcada por distancias, grupos reducidos y medidas de seguridad. Entramos en esta nueva etapa con más comercios abiertos, más movilidad y, sobre todo, con luz verde a que nos volvamos a encontrar con los nuestros.

La fase 1 de la desescalada, en la que también entran Menorca e Ibiza este 11 de mayo, es, sin duda, la fase de los reencuentros. Este lunes muchas familias y grupos de amigos podrán volverse a ver tras dos meses de encierro, después de nueve semanas separados sin margen para la despedida y con la preocupación, sobre todo, por la salud de los mayores. 'Liberados' del confinamiento más duro, padres, hijos, abuelos,... vuelven a verse, en casas o terrazas, pero manteniendo esas medidas de seguridad ya tan afianzadas en nuestro día a día y que nos piden evitar de momento los abrazos y los besos, por eso de no volver atrás y evitar rebrotes.

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La entrada en la fase 1 de este desconfinamiento nos confirma que los ritmos en la calle han cambiado en 24 horas, pese a que los horarios de salida de los menores de 14 años y los de los paseos se mantienen. La movilidad ya es diferente. Se nota especialmente en el ir y venir de coches y en la cantidad de gente en la calle a primera hora, ya que muchos de ellos se reincorporaban de nuevo al trabajo. Mallorca parece algo más viva en este día en el que algunos podrán visitar sus segundas residencias, y en el que muchos otros se reunirán con amigos, eso sí, no podrán ser más de diez.

La fase de los reencuentros permite este lunes, cuando no se han registrado nuevos fallecimientos con coronavirus en Baleares, que muchos comercios recuperen su actividad, que los barrios parezcan algo más vivos y también que los establecimientos hoteleros abran sus puertas a un turismo incierto. En la Mallorca hoy de los reencuentros, han vuelvo a abrir los lugares de culto, se ha reactivado la Atención Primaria y los centros educativos, aún sin alumnos, se pararan para su desinfección, acondicionamiento y el trabajo administrativo y preparatorio de los docentes y personal auxiliar. Vuelve el deporte profesional, la actividad agroalimentaria y pesquera que tenía restricciones, también la vida cultural, los museos, las bibliotecas. Todo vuelve, pero diferente.

La Mallorca de este 11 de mayo poco tiene que ver con la que dejamos el 15 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma y el inicio del confinamiento, pero lo que es seguro es que ya es diferente, por fin, a la de este domingo.