Joan Carles March mientras se vacunaba.

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El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Joan Carles March, ha sido vacunado contra la COVID-19 con AstraZeneca y cuenta su experiencia; se ha inoculado en Granada.

«Miércoles, 21 de abril, del año 21, del siglo 21 me tocó vacunarme. Una gran alegría. Habíamos ido al centro de vacunación la semana anterior y nos citaron para este día. La vacunación se hace en el coche. Nosotros (mi mujer y yo) íbamos contentos a vacunarnos. Estamos en el grupo de vacunados con Astra Zeneca, la mejor. El proceso fue rápido, aunque estuvimos esperando en el coche casi una hora. Ya tenemos la primera dosis.

Hasta ahora no he tenido ningún síntoma. La verdad es que me tomé un analgésico la noche de ponerme la vacuna y uno hoy mismo por tener algo de dolor de cabeza. Por lo demás todo bien. Sin ningún síntoma más.

Ya tenemos la primera dosis. En 10-12 semanas, nos tocará la segunda dosis. Y además, todo es sencillo. Te piden el carnet de identidad, lo contrastan en el ordenador y a partir de allí, una enfermera se acerca y te vacuna. Desde el centro de Fermasa, un centro de muestras, salimos esperando en la línea de coches unos 15 minutos para salir e irnos.

Joan Carles March mientras se vacunaba
Joan Carles March mientras se vacunaba.

Las vacunas muestran la luz al final del túnel, pero el virus y la situación actual invitan a seguir extremando las precauciones. La vacuna demora unas dos semanas en forjar la inmunidad y su eficacia no es del 100 %, por lo que habrá vacunados susceptibles al contagio. Por eso mismo, como persona vacunada (con una o dos dosis, en mi caso con una) tendré que seguir las mismas medidas de seguridad que los demás.

Cada vez que una persona se vacuna contra la COVID-19, el virus tiene una oportunidad menos para expandirse. Así es como poco a poco, vacuna tras vacuna, cada pequeño pinchazo contribuye a escribir el principio del fin de la pandemia. En España ya son casi 10 millones los ciudadanos/as que han recibido al menos una dosis contra el coronavirus y más de tres millones los que han recibido las dos inyecciones necesarias para forjar la inmunidad. Ya hay más de un 19 % de la población española que respira un poco más tranquila sabiendo que, tras recibir su primera vacuna, están contribuyendo a construir un escudo individual y colectivo contra el coronavirus.

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Si nos relajamos demasiado, el coche podría descarrilarse antes de llegar al final del túnel. El futuro de la pandemia se escribe mediante decisiones a pequeña y gran escala, desde el comportamiento ciudadano hasta las medidas de prevención y control. Hasta entonces; calma, prudencia y vacunas.

Al haber recibido la primera vacuna contra la COVID-19, me siento de enhorabuena. Ya puedo respirar con un poco más de tranquilidad. Primero, porque gracias a esta inyección mi cuerpo está creando un batallón de anticuerpos para defenderme ante una eventual infección.

Y claro si algún día entro en contacto con el virus, tengo muchísimas menos probabilidades de enfermar y de desarrollar problemas de salud graves. El segundo motivo de alegría es que mi vacuna también está contribuyendo a construir una inmunidad colectiva frente al virus. La misma que permitirá volver a la normalidad.

Ya están blindadas las residencias de mayores. Ya están blindados los profesionales sanitarios. Y casi está blindada la población de más de 80 años. Se estima que cuando los mayores de 70 años ya estén vacunados, las muertes por COVID-19 se reducirán hasta un 75 % y la tasa de hospitalizaciones caerá hasta un 45%. Estas son las cifras que ayudan a vislumbrar el final de la pandemia. Y qué mayor motivo de alegría después de un año tan catastrófico.

Las vacunas aportan una dosis de tranquilidad y optimismo. Y esta euforia no significa que podamos bajar la guardia. Las razones son varias. Para empezar, las vacunas no tienen una efectividad del 100 %, junto al riesgo de que se expandan algunas variantes. La vida después de las vacunas debería ser tan precavida como antes del proceso vacunal.

Por tanto, vacunado con AstraZeneca. La mejor, sin duda. Porque la mejor es la vacuna puesta. Gracias al Ministerio de Sanidad.. Gracias a la Consejería de Salud y Familias. Gracias a la enfermera que nos ha vacunado. Avanzamos y vamos mejorando la situación de la COVID-19.