Héctor Soberats, mientras juega en su casa junto a su madre, Isabel Ruiz. | M. À. Cañellas

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Héctor Soberats apenas tiene cuatro años y ha visitado más hospitales que parques y ha conocido a más médicos que a niños de su edad. Pero a pesar de lo que tiene no ha dejado de sonreírle a la vida, porque sus ganas de caminar y hablar pueden más.

Cuando nació le diagnosticaron una malformación congénita del sistema nervioso a consecuencia del citomegalovirus, un virus que contrae la mayoría de personas pero si una mujer está embarazada puede transmitirlo al bebé en gestación. A Isabel Ruiz no se lo detectaron en la prueba. La familia ha denunciado al centro médico por una negligencia.

«No nos dimos cuenta hasta que llegó Héctor. Nació con lunares por toda la cara y en el tronco. Estuvo ingresado dos días hasta su diagnóstico», explica Isabel. Uno de los dramas principales que afrontaron Isabel y su marido Francisco fue el futuro incierto de Héctor, «porque los médicos no saben lo que puede desarrollar, si va a hablar, si no... Como padres, estábamos muy perdidos. Cuando empiezas a darte cuenta es cuando ves que tu hijo no está cumpliendo los ítems del resto. Ahí dices ‘está pasando algo’».

Terapias

Desde que nació, la familia no dudó en empezar, cuanto antes, las distintas terapias para que Héctor tuviera un crecimiento más esperanzador. Su agenda es apretada, así como también su economía porque Héctor necesita tres veces a la semana un fisioterapeuta, una vez por semana terapia de caballo; también terapia ocupacional, logopeda, psicólogo o quiropráctico. Una semana puede llegar a costar 160 euros, sumado al carrito que ya son 4.000 euros. O las decenas de complementos que ha necesitado.

Su última reacción fue hace unos meses cuando le vino la parálisis cerebral, aunque solo ha tenido cuatro brotes. «Tenemos un niño muy feliz, siempre ríe», dice orgullosa Isabel. Su hermano Adrián, un año y medio más mayor, es un apoyo fundamental.

A Isabel, esta situación le ha cambiado la actitud y la visión porque, reconoce, «como sociedad tenemos muchos prejuicios», y se queja de los escasos servicios adaptados para personas con discapacidad.

Ahora la familia ha lanzado un crowdfunding en Gofundme para costear tratamientos que conseguirán grandes avances para Héctor, con el número de cuenta ES60 2100 2715 5901 0043 4821. «Estamos luchando para conseguir más becas porque todo esto es un sobresfuerzo económico. Me he planteado en vender la casa por darle lo mejor, ¿qué no harías por un hijo?».