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La pintura se ha convertido en el salvavidas de Olha Bort. Esta ucraniana de 41 años aterrizó en Mallorca el 6 de marzo, huyendo de la guerra. El 24 de febrero, Olha y su familia se despertaron a las cinco de la madrugada con el sonido de las bombas. «Encendimos la televisión, pero los periodistas tampoco sabían qué ocurría. Hasta una hora más tarde no se confirmó que estábamos en guerra». Junto con su marido y sus dos hijos, Katya, de 14 años, e Iván, de 7, se refugiaron en el búnker bajo tierra de su vecino.

«Casi no dormíamos por el frío y el sonido de las bombas». El marido de Olha la instó a huir, temeroso de que las tropas rusas invadieran Brovary. Tuvo media hora para llenar una mochila con sus pertenencias. Entre ropa, comida y el ordenador, hizo espacio como pudo para una caja de acuarelas y dos pinturas. No le podían arrebatar también el pequeño placer de pintar.

Búnker donde se refugió la familia de Olha.

Un tesoro de colores

Ahora esa pequeña caja de acuarelas es todo un tesoro para ella. Las acuarelas le sirven como forma de evasión, para olvidar lo caótica que se ha vuelto su vida en el lapso de apenas dos meses.
Antes de la invasión, Olha y su marido trabajaban en ingeniería y ambos gozaban de un acomodado nivel de vida. Pero todo cambió en un día. Gracias a una amiga que residía en Mallorca antes de la guerra, Olha y sus dos pequeños pudieron escapar del horror. Un programa de la Cruz Roja consiguió alojarles en una pequeña habitación de un hotel de el Arenal. Con semejante cambio repentino, Olha asegura que «aprendes a valorar las pequeñas cosas de la vida… como tener una mesa». En este momento, su coraza se resquebraja. «En la mesa estudio español, pinto, hago cosas… Cuando llegué aquí y me encontré sin una simple mesa me derrumbé», confiesa con los ojos humedecidos. Una mallorquina le regaló una mesa y una silla, desde donde ha seguido pintando. Para ella es todo un lujo y una forma de evasión. Cuando pinta, se olvida de su situación actual. Por ello, opta por representar paisajes, frutas y perros…«Cosas felices», subraya con su sonrisa imbatible.

Una foto antes de la guerra, en su casa de Brovary.
Vende sus pinturas en su instagram @olga_bort_

Hija de Ihor Avtukhov, un famoso artista ucraniano, había tenido la pintura en casa, pero no fue hasta que se convirtió en madre cuando la redescubrió. Con su padre ha perdido el contacto, «vive en Rusia y no entiende lo que está pasando en Ucrania». Pero pintar no es solo un hobby. Se ha vuelto todo un símbolo de resistencia. Vende sus cuadros a través de su cuenta de Instagram y el dinero que recauda lo destina a ayuda humanitaria para Ucrania. Además, Olha, junto con su marido, trabajan –a distancia– en un proyecto para construir casas temporales para quienes han perdido su hogar con la guerra. Combinan conocimientos artísticos y técnicos para arrojar un poco de luz en medio de la oscuridad. Katya, su hija, estudia en el IES La Ribera. Quiere ser arquitecta y espera volver a Ucrania y «para poder construir edificios tan bonitos como los que hay en Palma».