Aprobación. Cada punto Nickel debe aprobarse por el Banco de España antes de instalarse. En la foto, Rosa, dependienta en un local que cuenta con uno de estos tótems, como se les llama. | Jaume Morey

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El estanco de Toni Medina, en la Plaça de l’Olivar, es uno de los 35 establecimientos comerciales de Mallorca –41 en Baleares– que albergan un punto Nickel, una de las nuevas alternativas a la banca clásica con mayor implantación en España en los últimos años. Nickel, tu cuenta de barrio es la leyenda que reza en los tótems (nombre que reciben los puntos de operación, el equivalente a los tradicionales cajeros) que desde 2021 se han venido implantando en las Islas, principalmente en estancos y administraciones de lotería.

Nickel es propiedad del banco francés BNP Paribas, que acuñó este modelo de neobanco con la voluntad de dar respuesta a una parte de la ciudadanía con problemas para abrirse una cuenta en los bancos tradicionales. Tras su expansión en Francia ya cuenta con más de mil puntos en España y empieza a abrirse paso en Alemania y Portugal. La compañía ofrece la posibilidad de abrir una cuenta corriente de manera inmediata, sin papeleo y sin necesidad de presentar una nómina. Se crea con IBAN y va acompañada de una tarjeta de débito Mastercard. El coste por apertura de la cuenta, tarjeta y mantenimiento anual es de 20 euros. Las comisiones por las operaciones son para el establecimiento. Así, la retirada de efectivo tiene comisiones de 50 céntimos, mientras que los ingresos acarrean un coste del 2 % de la cuantía depositada.

«En la práctica es como un cajero normal», explica Medina. Aunque, añade, «las comisiones no suponen una ganancia extra muy importante para nosotros». La razón última que le llevó a instalar un punto Nickel en su local, asegura, es otra: proveer de una alternativa a aquellos perfiles no absorbibles por los bancos tradicionales. «Lo hacemos porque nosotros mismos somos gente de barrio que no siempre hemos tenido suerte en la vida y sabemos lo que es pasar dificultades».

El estanquero acota el retrato del usuario tipo: un 90 % es de nacionalidad extranjera, sin la documentación que se le puede requerir en un banco tradicional para abrirse una cuenta pero que precisa de la misma para depositar su dinero o para operar en la red. Desde Nickel se explica que se escogió estancos y administraciones de lotería por ser puntos fácilmente localizables y «que están en todos los barrios». Ahí es donde radica la principal diferencia con los otros neobancos, en los puntos físicos de atención al cliente.

Cada punto Nickel que se pone en funcionamiento cuenta con una aprobación del Banco de España que tarda tres meses en tramitarse. El encargado del local recibe una formación específica por parte de la empresa para ser capaz de detectar posibles usos indebidos de la plataforma, como el blanqueo de capital.

Desde la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin), su vocal en Baleares, Pau A. Monserrat, explica que «no es un banco y por tanto no puede funcionar como sustitutivo de un banco a todos los efectos». Eso sí, puede ser una alternativa muy viable para «gente que por diferentes problemas no puede tener una cuenta corriente en España. Es un nicho necesario que viene a cubrir la necesidad de depositar líquido para gente en riesgo de exclusión financiera».